jue. Jun 26th, 2025

En unas vacaciones de verano de mi niñez, mi papá nos puso a ayudarle a levantar una barda de piedra.

Vivíamos en un lugar tan duro que sólo con las piedras que sacamos de la excavación de los cimientos, pudimos construir la barda completa.

Armar esa barda, era como un rompecabezas de rocas en que cada piedra era una pieza diferente.

Recuerdo que cada una de ellas era escogida cuidadosamente, mi papá le daba vuelta, la acomodaba, hacía un ensayo, la desbastaba de los picos que sobresalían y le ponía cemento, la apretaba y ceñía a las otras rocas hasta que quedaba bien acomodada. Cada piedra no solo soportaba una porción de la barda, sino que con sus particularidades la embellecía.

No había piedras que se desecharan, todas fueron utilizadas, solo se ponían en espera de encontrarles el lugar exacto donde encajarían perfecto.

La Palabra dice que todos somos piedras vivas que edificamos una casa espiritual y Dios, (y nuestros líderes y autoridades) son el constructor y los albañiles que evalúan cada piedra y le buscan el lugar adecuado para levantar el proyecto.

En mi recuerdo tardamos un verano en construir esa barda, pero si ahorita quisiera, en un día podría derribarla.

Las cosas de Dios -sus grandes proyectos-  como edificar un muro con piedras vivas requieren tiempo, dedicación, dolor y un gran esfuerzo, y muy poco para derribarlos.

Tendremos que excavar en la tierra y llenarnos de lodo, sacar piedras sucias, cargarlas y limpiarlas, obtener pellizcos y machucones mientras las acomodas (todavía me acuerdo de mi papá con sus dedos reventados cuando una piedra se desacomodaba y le caía encima), hacer cortes y movimientos de asentamiento antes de verlas cumplir su función de manera hermosa.

Si usted se ha dado cuenta del trabajo que requiere al Constructor levantar una barda así y cree en lo que está haciendo, motive a otras piedras a confiar en el plan y a dejarse mover en sus manos, el resultado no sólo es magnífico, sino que le hará sentir increíblemente orgulloso de haber participado.

Anime y fortalezca la fe en Dios en todos los que le rodean. Participe animando a otros a construir el edificio espiritual de Dios.

¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo.  Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.

1 Pe. 2:5 | 1 Tes. 5:11

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