Raúl Guajardo Cantú
Preocupados por la forma en que se están conduciendo los políticos en nuestro estado, que juegan al todo o nada, que no entienden que no se trata de convertir la política en un juego de suma cero, en una lucha de exterminio del contrario, sino que la democracia consiste en lograr acuerdos, prioritariamente con grupos minoritarios, como lo demanda la democracia, hemos decidido presentar algunas iniciativas para que el ejercicio de la política se profesionalice.
Lo anterior porque una de las consecuencias que trajo consigo el hartazgo de los ciudadanos con la forma en que se comportaban los políticos fue que se pensó que el oficio de ser político no tenía un contenido en sí y que cualquiera podía ejercerlo y, dado que las reglas, leyes, lo permiten, muchos se aventuraron a ello, como dice la canción “sin saber el oficio y sin vocación” pero teniendo claro los beneficios que podían ofrecerle esta profesión u oficio.
Como los ciudadanos estábamos hartos de las mismas caras de siempre, algunos improvisados tuvieron éxito y al mismo tiempo, pusieron más abajo el listón de lo que se requería para ejercer puestos en el gobierno de lo que ya estaba.
Fue como si de pronto un equipo de futbol profesional fuera dirigido por algún aficionado de esos que cada semana gritan desde las gradas o desde el sillón de su sala diciendo al entrenador lo que debe hacer, como si fuese tan sencillo dirigir.
Se perdió todo el proceso de aprendizaje que realizaban los políticos dedicados al oficio y hoy sufrimos las consecuencias de quienes ven en la política no solo una forma de influir en el gobierno, sino como un botín o como una forma de ejercer el poder, sin que ello tenga que ver con la búsqueda del bien común.
Hoy los políticos, al menos muchos de ellos, no pasan por periodos de aprendizaje, no saben negociar, crear consensos, ceder en algo para ganar en otra cosa, no, quieren imponer sus puntos de vista de forma autocrática.
Propondremos que quienes lleguen a un puesto, tengan experiencia necesaria para cumplir con sus requerimientos, que por lo menos hayan pasado por otros puestos que les permita aprender a menor escala y no lleguen pensando que el voto les permite ejercer el poder como si tuvieran carta blanca para ello.
También propondremos que quien llegue a un puesto no lo abandone a las primeras de cambio argumentando que sus derechos individuales están por encima de los derechos de quienes votaron por ellos.
Además de proponer que no sea factible cambiar de partido una vez en el cargo, como si los votos de quienes sufragaron por una opción ideológica o una plataforma de trabajo fueran portátiles y patrimonio de los políticos.
Lo haremos la semana próxima.
