Raúl Guajardo Cantú
Si tuvo la oportunidad de transitar el día 25, ayer, por las calles de la ciudad de Monterrey, seguramente se habrá dado cuenta que los problemas de embotellamientos y las tardanzas no se presentaban por ningún lado.
Quizá los usuarios del transporte público se encontraron con el hecho de que los camiones pasaban con más tiempo de diferencia entre ellos, el Metro recortó su horario pero, pese a todo, no hubo problemas dado que la actividad en la ciudad decreció precisamente debido a que fue un día inhábil laboralmente hablando.
Quizá, quienes tienen cierta edad pueden recordar la vialidad que se presentaba durante los años 60 o 70 del siglo pasado, el aire aunque ya presentaba las primeras señales de contaminantes, era considerablemente más limpio que el que hoy nos toca respirar.
Los desplazamientos para quienes tenían un vehículo eran prácticamente paseos por la ciudad, las prisas eran de alguna u otra forma casi desconocidas.
Por otra parte, los problemas de agua ya se dejaban ver en algunos momentos, incluso el gobernador de finales de los setenta, Alfonso Martínez Domínguez, ya señalaba que si no se limitaba el crecimiento del Área Metropolitana de Monterrey, sería imposible encontrar las fuentes para mantener el abastecimiento del líquido, a menos que se lograra traer desde el río Pánuco.
No se limitó el crecimiento de la urbe y hoy somos más de 6 millones de habitantes en el AMM y no solo escasea el agua, también las casas habitación cercanas a los lugares de trabajo con el consiguiente crecimiento de los problemas de movilidad.
Todo eso nos pusimos a pensar al transitar por las calles semi vacías de la ciudad, recordando que una buena parte de los problemas que vivimos hoy, ya habían sido previstos por anteriores gobiernos, al menos en teoría.
El problema es que se fueron dejando para después y hoy solo en días como este 25 de diciembre podemos gozar de la ciudad que deberíamos tener, quizá los gobernantes deberían darse la vuelta por la ciudad el próximo 1 de enero, para que se den una idea de lo que los ciudadanos esperamos de ellos.
Para que entiendan lo que es una ciudad sin problemas de movilidad, de contaminación, de prisas sin sentido ocasionadas por los congestionamientos y quizá con una menor contaminación, aunque en este caso sea efímera.
No creemos que sea mucho pedir.