Rut no lo sabía, pero Booz la observaba, y reconocía su bondad, trabajo y sencillez a pesar de sus dificultades.
-¿De quién es esa joven?- preguntó Booz, porque él sabía que ninguna mujer es propiedad pública, sino privada, y debe tratarse con respeto y cuidado, porque es la hija de alguien, la hermana de alguien, el tesoro de alguien y eso debe considerarse.
Booz ya tenía preparado un plan para proveer para sus necesidades y protegerla, si ella se lo permitía primero.
Ahí, frente a Rut, sin saberlo estaba su futuro marido, su redentor.
Ninguna mujer pasas desapercibida para Dios, Él la conoce, la observa y quiere tener un acercamiento respetuoso con ella, porque sabe que es valiosa, y si se lo permite, Él va a encargarse de suplir todas sus necesidades, de protegerla y amarla como nadie lo hizo jamás.
Y un hombre que cree en Dios debe hacer lo mismo.
Rut respondió: «Señor mío, espero ser digna de tu bondad. Tus palabras me infunden consuelo, pues me hablas con el corazón, aun cuando no puedo compararme a una sola de tus criadas.»
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Rut 2
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