Raúl Guajardo Cantú
Consideramos que las personas a lo largo de su vida cambian de opinión debido a distintos motivos, cambian los hechos y con ello cambian las perspectivas acerca de ellos, sobre todo cuando se es inteligente.
De ahí que no sea raro que los políticos, que primero son personas, cambien de siglas, ya que seguramente llega un momento en el cual los institutos dejan de perseguir objetivos comunes y el político simplemente encuentra en otros lares lo que buscaba.
En eso estamos de acuerdo, en lo que no coincidimos es en el hecho de que una vez obtenido un puesto por la vía electoral el político tome como patrimonial dicha posición y se la lleve a otro partido eso, consideramos, es traicionar a los ciudadanos que votaron por él, por un partido y por la plataforma de este, por ello hemos planteado una iniciativa al respecto de la cual hablamos en otro artículo. https://epicentroinformativo.com.mx/madurez-para-gobernar/
Sin embargo, los políticos deberían evaluar muy bien lo que hacen, ya que para el ciudadano que no está inmerso en el ámbito político y que solo ve al servidor público y reconoce el partido en el cual milita o militó, el cambio continuo de colores puede ser visto como un signo de poca seriedad, de búsqueda de poder por encima de todo.
Está sucediendo en Yucatán, en donde los recién llegados a Morena, por poner un ejemplo, no son bien vistos ni en uno, ni en otro lado, pues son considerados como oportunistas, también en el estado de Morelos, donde Lucy Meza abandonó a Morena, al no ser tomada en cuenta siquiera para participar en su proceso interno pese a ser puntera en las encuestas, para ser abanderada de la coalición “Fuerza y Corazón por Morelos” a quien algunos sectores de ese estado no ven con buenos ojos precisamente por su cambio de partido.
Existen casos de éxito, el presidente López Obrador es uno de ellos, transitó del PRI, al PRD y posteriormente a Morena y ganó, supo entender lo que requería la sociedad en ese momento.
Lo mismo sucede en el ámbito local, hay casos en que los ciudadanos ven al político por el trabajo que ha realizado durante su paso por la administración pública, le reconoce su labor y no tiene empacho en votar por él o ella aún cuando lo cobijen otras siglas. Consideramos que veremos varios ejemplos de ello en las próximas elecciones.
Debemos ser claros, cambiar de opinión no es el problema, el punto es hacerlo cuando ya se ganó un puesto bajo otras siglas y en esas estamos. Hay que respetar las decisiones de los ciudadanos cuando se expresan en las urnas.