Óscar Tamez Rodríguez
Terminan las precampañas electorales federales, oficialmente cierran el 18 de enero aunque las aspirantes hicieron sus acarreos, perdón eventos masivos el fin de semana para mostrar músculo.
Según Xóchitl está debajo de su contendiente morenista por 12 puntos. Conociendo a los políticos, si acepta 12 significa que sí anda como en 20 puntos por debajo de su adversaria.
De tanto buscar la transparencia y equidad en las contiendas electorales, se terminó con un galimatías de ley, o quizá así lo dejaron los diputados para beneficiarse del queso Gruyere llamado Ley General de Instituciones y Procesos Electorales (Legipe).
Claudia violó la ley durante casi un año con lonas, panorámicos y otras formas de propaganda hasta antes de septiembre de 2023, pero como la ley dice que se consideran precampañas anticipadas las que se realicen a partir de iniciado el año electoral y hasta antes de las convocatorias correspondientes, pues simplemente los millones y millones de pesos invertidos quedaron impunes.
El PRIAN terminó haciendo lo mismo, sólo que violó la ley sólo unos cuantos meses, como si eso lo convirtiera en más honesto. Ambas precandidatas impuestas por el dedazo e impulsadas por el inquilino de Palacio Nacional, han tenido mediano desarrollo en esta etapa preelectoral.
En el caso de Nuevo León, las precampañas concluyen el 21 de enero de 2024, aunque el ánimo de precandidatos está más frío que el invierno nuevoleonés.
Las diferencias en los tiempos electorales es otro de los absurdos en la Legipe que señala 90 días para campaña en las elecciones federales cuando hay contienda presidencial, como es el caso. En este proceso serían 60 días para las elecciones locales pues no hay elección a gobernador. Por tal, las precampañas deben durar la mitad de lo que duran las campañas.
Otra barbaridad, las intercampañas. Los precandidatos hacen campaña normal, con espectaculares, spot, utilitarios y más, pero al terminar las precampañas deben quitar todo y entrar en una veda absurda que dura aproximadamente un mes.
Las precampañas se pensaron como una especie de elecciones primarias para que entre los partidos o coaliciones tuvieran un proceso en el cual descartar a los aspirantes.
Las actuales precampañas son una burla, precandidatas únicas con spot en radio, televisión y redes sociales en forma intensa, al final de la publicidad una voz en off que afirma, la propaganda está dirigida a militantes y simpatizantes de tal o cual partido. ¿A quién engaña la autoridad electoral al aceptar las irregularidades?
Si no hay primarias no tiene por qué haber promoción masiva, menos propuestas abiertas a la comunidad. Todo es simulación en una democracia que atraviesa por el peor riesgo en su aplicación.
Terminaron las precampañas federales y en lo local seguimos sin definición en muchos espacios.
Hoy tenemos una legislación inservible, poco operante, permisiva para que moros y cristianos la violen con impunidad, su aplicación no es garantía de legalidad, legitimidad y certeza en los próximos procesos electorales.
Para las y el candidato presidencial es tiempo de velar armas, afinar la estrategia para el combate que se avecina.
La oposición a prepararse para la confronta con la candidata oficialista, pero también contra el poder federal que hará todo lo legal, ilegal, posible e imposible para asegurar su triunfo.
Para Claudia es tiempo de mantener la ventaja, para Xóchitl analizar cómo remontar 20 puntos porcentuales y para Jorge Álvarez es el espacio en el cual pulir la estrategia con miras a desbancar del segundo sitio a la prianista.