mié. Sep 18th, 2024

Vienen de las comunidades marginales. Crossover de géneros. Del blues, el rockabilly, la cumbia vallenata y el norteño. Ajustan la ley de la universidad de la vida. Para la mayoría Johnny Cash les mostró la vida en los caminos polvosos. Chalino Sánchez les impuso los mandamientos de los grupos criminales.

Los Tigres del Norte entraron a la pantalla grande y a los conciertos masivos. Luego migraron para Califas, a refinar el american way of life.

Moda Chola, el barrio la Magnolia en Houston Texas. Todo el valle del rio grande, los chicanos. Mexicali parió a Juan Cirerol. Tornado a doce cuerdas. Furioso en el escenario. La esencia de sus composiciones es la misma rama donde los tumbados, los delicosos y los urbanos reproducen millones de veces en youtube sus propuestas.

Juan Cirerol, el polémico de las frases contra los capitalinos, el exiliado del valle de México, el urbanista de malos modales.

Cada antro en las zonas de medio pelo de la cdmx le celebró sus letras sobre el pericazo, los amos de las toneladas de cocaína rumbo a los Estados Unidos. Nada de corte, en este cartel somos decentes.

Cirerol se cuela en los Vive Latino. Su presencia, en las primeras horas y en los eventos, bota picuda, camisa a cuadros, cinturón piteado, transpira la malilla, sonríe y te observa con la mirada perdida.

Antes de los cuarenta años, el cholo machín, les abre el portón a Gabito Ballesteros, a Natanael Cano, al Peso Pluma, Bizarrap y todos esos neocholos.

Nos recuerda el Contenido, donde plasmó los horrores de la pandilla “Los Panchitos”. Una comuna de insurrectos vecinos de la estación del metro Observatorio. A quien el padre Chinchachoma les dedico su apostolado redentor.

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