Charlas de taberna
Marcos H. Valerio
La gestación por sustitución conlleva cambios tanto psicológicos como hormonales, similares a los experimentados en cualquier embarazo. Sin embargo, se añade la aplicación adicional de hormonas antes de la transferencia de embrión en las mujeres involucradas.
Este proceso puede impactar la salud emocional de las gestantes, especialmente al considerar la entrega del bebé, la sujeción a un contrato y los riesgos inherentes al embarazo.
Eréndira, una mujer de 33 años y madre de tres hijos en Ciudad de México, compartió su deseo de ser madre gestante para ayudar a familias que enfrentan dificultades con embarazos psicológicos.
A pesar de su noble intención, Eréndira se sometió a dos intentos de gestación por sustitución. El primero resultó en una transferencia fallida, mientras que en el segundo perdió al bebé a los seis meses de embarazo.
Eréndira, delgada y baja, lleva consigo una expresión de tristeza y dolor, resultado de sus experiencias como gestante y las dificultades que ha enfrentado a lo largo de su vida.
Desde su infancia complicada, marcada por la pérdida de su padre antes de su nacimiento y la ausencia de su madre, hasta su paso por la calle y orfanatos, la vida de Eréndira ha sido un desafío constante.
En los orfanatos, a los 15 años, conoció al padre de sus tres hijos. Aunque ahora están separados, él contribuye económicamente, al igual que una tía, ya que Eréndira se dedica al cuidado de sus hijos y hogar, limitada por la depresión que surgió durante su experiencia de gestación por sustitución.
Decidida a desafiar las restricciones impuestas por su controlador esposo, Eréndira abrazó el sueño de ser “madre gestante”. Tras investigar, se unió a una clínica en el Estado de México que le ofreció una compensación económica por gestar para una pareja francesa.
A pesar de los requisitos y procedimientos médicos, la primera transferencia en junio de 2022 falló debido a un error de la clínica. En agosto, en su segundo intento, quedó embarazada.
Sin embargo, a los seis meses, durante una revisión, la clínica le informó que la bebé no sobreviviría. Este doloroso episodio afectó profundamente a Eréndira, quien se sumió en una depresión severa.
La pérdida de la bebé también desencadenó conflictos con la clínica, que cesó el apoyo psicológico según lo estipulado en el contrato. A pesar de la incertidumbre económica y las luchas por recibir el pago completo, Eréndira persistió en reclamar sus derechos.
Ahora, con un fuerte impacto emocional y consciente de los riesgos, Eréndira reflexiona sobre su papel como madre y denuncia la falta de responsabilidad de la clínica en su bienestar y el de sus hijos.
Según la docente en la Facultad de Psicología de la UNAM, Yolanda Bernal Álvarez, el embarazo en sí mismo genera cambios hormonales, pero la gestación por sustitución implica una administración adicional de hormonas antes del proceso, provocando alteraciones neurológicas, biológicas, psicológicas y, consecuentemente, emocionales.
Añade que, junto con el riesgo de perder a los bebés, las mujeres se ven confrontadas a los padres y madres de intención debido al contrato establecido. El incumplimiento de este contrato crea una situación complicada y dolorosa para las gestantes.
Bernal Álvarez destaca que los eventos a nivel psicológico afectan naturalmente la interacción con los demás y la percepción del mundo, influyendo también en la salud mental. Subraya que muchas clínicas no cumplen con el asesoramiento, la supervisión y el apoyo psicológico necesario, ya que los testimonios de algunas gestantes revelan la falta de compromiso prometido por dichas instituciones.