Toda persona nace de un padre y una madre; sin excepción.
Ya una vez que la persona nace, existen casos donde es dada en adopción, abandonada, vendida por sus padres o robada de sus padres. En la mayoría de los casos son personas que se mantienen con sus padres o progenitoras y se forma la familia.

Hoy te quiero invitar a reflexionar sobre estas personas que forman partes de tu vida; tu familia. No son remplazables, no son transferibles, y tampoco sustituibles.

Hace unos días acompañe a unos amigos a despedir a un hijo que se adelantó en el camino de la vida, para ir a la casa del Padre. Por Fe los cristianos creemos en la resurrección y en la vida eterna, y esta situación me ha conmovido mucho, porque no estamos preparados para que llegue, en nuestro plan de vida, la separación de las personas que más amamos, por el motivo que sea.

Vivimos tan acelerados, llenos de planes, de actividades, compromisos, sueños y también dificultades, y en muchas ocasiones no nos detenemos a vernos, a valorarnos y a decirnos lo mucho que nos queremos, y si lo hacemos, nunca es demasiado.

Estoy segura que mis amigos están en paz por esa pérdida, son personas muy buenas y de mucha FE, por lo que, me llevó a reflexionar…

Nunca es suficiente el tiempo que compartimos con las personas que más amamos en la vida, y nadie sabe el día, la hora , el lugar ni la manera en la que dejaremos esta vida terrena.

Hoy empiezo a vivir un día a la vez, agradecida por la oportunidad de amar y disfrutar a mis personas favoritas.
Instituto Nacional de Consultoría Familiar
Luz María Ortiz Quintos