sáb. Jun 28th, 2025


Raúl Guajardo Cantú
Dicen que la democracia requiere de demócratas, es decir, de personas dispuestas a aceptar las reglas que las sociedades se han impuesto tanto para la convivencia cotidiana, como para la hora de dirimir quién es el ganador de una contienda electoral.
Una de esas reglas que en apariencia todos aceptamos, consiste en la división de poderes que se presenta en un sistema como el nuestro, hablamos del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
En Nuevo León los ciudadanos votamos por no entregar todo el poder a un solo partido o a una coalición, el Ejecutivo fue para Movimiento Ciudadano, en tanto que el Legislativo para la coalición que de facto forman PRI y PAN. El Judicial de alguna u otra manera está dominado también por esta dupla.
Pero el asunto no es el origen partidista de quienes ostentan un cargo, sino la negativa actitud que en ocasiones desarrollan, no siempre, hay que aclararlo.
Sabemos que cada uno de los partidos tiene un modelo de gobierno en el que pueden destacar tales o cuales prioridades, eso lo tenemos claro, de ahí que nos parezca muy bueno que los ciudadanos otorguen el poder ejecutivo a un partido y busquen controlar sus alcances a través del legislativo, para evitar actitudes monárquicas en las cuales los derechos de las minorías no son respetados.
Hay ocasiones, sin embargo, en las cuales faltan los demócratas en uno y otro bando y en esos momentos la democracia en general, pero principalmente los ciudadanos en particular, sufrimos las consecuencias.
Algo de esto está sucediendo, por desgracia, en Nuevo León. El gobernador no está dispuesto a respetar la voluntad de los ciudadanos que decidieron dejar en manos de lo que él llama el PRIAN, el poder legislativo y ha utilizado una serie de lo que los abogados llaman “chicanadas” para evitar cumplir con el mandato ciudadano.
Pero por el lado del PRIAN también sucede algo similar, ya que gracias al poder que detentan han tratado de darle la vuelta a la situación y acotar el radio de acción del poder Ejecutivo, restándole facultades.
En el entretanto, los nuevoleoneses nos encontramos en medio de una contienda en la cual sus intereses han sido dejados de lado o por lo menos han pasado a una segunda posición, a un segundo plano.
Insistimos, qué bueno que haya división de poderes, qué bueno que los ciudadanos no otorguen un cheque en blanco a uno u otro partido. Lo malo es que parece que faltan demócratas para hacer valer la democracia electoral, aquello por lo cual votó el ciudadano y que, al llegar a los cargos, los políticos parecen echar al olvido.

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