Raúl Guajardo Cantú
Hemos señalado en varios de nuestros artículos que la próxima temporada de campañas locales, que inicia el próximo 31 de marzo, se prestarán para que entre el partido del gobernador Samuel García y el llamado PRIAN se cruce todo tipo de acusaciones, consideramos que veremos unas campañas de contraste, de fuerte contraste, con eso que algunos llaman guerra sucia como uno de los componentes principales de dichas campañas.
Pero, que se lleve a cabo una campaña de contraste no quiere decir que, pese a que se le llame guerra sucia, utilice solo información falsa, sino que se utilizará una mezcla de información cierta con interpretaciones sesgadas de ellas.
Al respecto hay quienes aceptan este tipo de campañas y quienes consideran que no deberían existir, por nuestra parte creemos que a los ciudadanos nos debe importar lo que de cierto haya en tales procesos de información.
De hecho consideramos que desde hace tiempo y fuera de los tiempos de campaña se están presentando este tipo de procesos como si fuesen informaciones, aunque claramente tienen objetivos políticos.
El ejemplo más reciente que tenemos es la forma en que, antes del receso de Semana Santa, le explota al gobernador una bomba en la cara: la presunta triangulación de fondos entre una empresa, proveedora del gobierno estatal y una firma de abogados en la cual Samuel García es socio.
Los documentos publicados en El Norte y la información tomada por otros medios nacionales, señalan que quien provee la comida en los penales del estado y recibió entre 2021 y 2023 poco más de 900 millones de pesos del gobierno encabezado por García, pagó a una empresa “hermana” alrededor de 200 millones de pesos que fueron triangulados a la firma de abogados en la cual el gobernador admitió ser socio, aunque señaló que ya no “va a esa oficina”.
Según Samuel efectivamente la empresa pagó a la firma de abogados ese dinero, como honorarios por una asesoría derivada de una auditoría realizada por el SAT, lo cual puede ser cierto.
El problema es que, independientemente de la realidad o no de un asunto que tenga que ver con un “moche” o algo así, la percepción que queda es que efectivamente algo parece no estar bien en este caso.
La gente lo va a leer en un contexto muy específico, en el cual se ha acusado al despacho del gobernador, sin que se le haya sido demostrado, de ser “facturero”, hay hasta la leyenda urbana de que existe una investigación federal en ese sentido.
Esta lectura seguramente le dará visos de verdad a la acusación, sobre todo porque, como decían los romanos: “la esposa del César no solo debe ser casta, sino parecerlo”.
Para bien de todos, esperemos que esta situación se aclare.
