Raúl Guajardo Cantú
En ocasiones nos da por olvidar que la sociedad es una construcción histórica y no es natural, depende de los acuerdos a que lleguemos quienes en ella vivimos, es el caso de la democracia, damos por sentado que es un bien al cual tenemos derecho porque hemos vivido en una durante mucho tiempo, el suficiente como para acostumbrarnos a ella.
Pero como se dice, para vivir en democracia hacen falta demócratas, personas que crean en ella y que acepten sus reglas, si quienes vivimos en ella dejamos de ajustarnos a las normas democráticas, corremos el riesgo de transformar nuestro sistema en otra cosa.
Puede ser el caso en las ya inminentes elecciones federales y locales, en las cuales cada vez vemos como se hace gala de argucias legaloides que tienen como finalidad saltarse algunos preceptos de la democracia.
Parece que ya no se trata de ver quién tiene más votos, de ganar en las urnas convenciendo a los ciudadanos de que nos den su apoyo para alcanzar un puesto, al final de cuentas vivimos en una democracia representativa y ahora quieren convencernos de que debemos transitar hacia una democracia directa, de plaza pública y de mano alzada en el cual quien tiene el mando cuenta los votos y decide por los demás o hacia una democracia en que la ley no sea la ley.
Vemos cómo nos hablan de fraudes, lo hacen quienes están en el poder y tienen todos los elementos para ser ellos quienes realicen un fraude en caso de que deseen hacerlo, de golpes de Estado, cuando también son ellos quienes tienen en sus manos el poder de hacerlo.
También vemos cómo a través de instrumentos legales se intenta destruir al contrincante antes de llegar a las urnas, parece que quisieran evitar el “trámite” de las elecciones.
Como ciudadanos no debemos ser simples espectadores, seamos partidarios o no de la Marea Rosa, esta debe servirnos de ejemplo de lo que debe ser el ciudadano, siempre y cuando no quede en unas marchas y su accionar vaya más allá, que se dediquen a promover el ejercicio de la ciudadanía.
Faltan escasos días para ir a votar, no es día para quedarse en casa, no importan las inclemencias del tiempo, el calor o si pasan una película o un partido de futbol, nada hay más importante que salir a ejercer nuestro derecho.
Quizá como decía Winston Churchill la democracia sea el peor de todos los sistemas de gobierno, excepto por todos los demás, es decir, que no es perfecta, pero es hasta ahora la mejor forma que como sociedad nos hemos dado para vivir en ella.
No dejemos que nos la arrebaten.