Una rama separada del árbol no puede florecer ni dar fruto, pero una que está pegada sí.
Nosotros somos esas ramas llenas de potencial y capacidad para hacerlo.
¿Recuerdas que Jesús maldijo a la higuera? Él buscaba en ella fruto y no halló nada en sus ramas, entonces, la higuera, por Su palabra, se secó.
¿Sabes por qué la maldijo? Porque Dios creó la semilla para que se convierta en árbol, el árbol en fruto y el fruto en más semilla, es decir, para que fuera multiplicada.
Dios nos ha dado la capacidad de producir y multiplicar lo que Él ha hecho para Su gloria.
Dios vio y sigue viendo que eso es bueno, y es lo que espera de nosotros. Que el Limón, dé limones; que el Manzano de manzanas; el Ciruelo ciruelas, y la Higuera, higos.
Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.
¿Por qué habla Jesús a Pedro sobre la fe después de ver la higuera seca?
Porque es necesario creer que lo que Dios ha hecho con nosotros es tan bueno que debe ser multiplicado.
La semilla está en ti, hazla caer a tierra, deja que el grano muera para que dé frutos:
• Frutos de Arrepentimiento, que provocan en nosotros el querer cambiar nuestra condición de pecado;
• Frutos del Espíritu, que reflejan que somos como Cristo, y
• Frutos de Justicia, que reflejan que actuamos como Cristo, y mañana hablaremos más de ellos.
Reto para hoy: Dar buenos frutos.
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Juan 15:6 | Génesis 1:12 | Marcos 11:21-22
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