Ixtoc Hinojosa Gándara

Nada puede traer mas daño a un régimen democrático que la practica de los extremos ideológicos, estoy hablando de los dos extremos en el espectro ideológico, la extrema izquierda y la extrema derecha. Pero ahora existe en todo el mundo un auge de la practica del populismo en todos los rincones del globo. Esta radicalización en el ejercicio de la política trae consigo opiniones incendiarias a los que solo son oponentes y si acaso contendientes en una pelea electoral.

Lo malo de practicas que promuevan la polarización de las ideas es que puede llevar a que la denostación de algunas figuras publicas cause tanto odio a nivel personal como lo que puede pensarse que fue motivo de el ataque y atentado del expresidente estadounidense, Donald Trump. Sin esta radicalización de las ideas y su promoción por parte de diferentes actores políticos, incluido la victima de este último atentado, sería casi imposible pensar en este tipo de actos violentos. Ahora traslademos esta polarización a un ambiente sumamente violento y con fieros ataques hacia los medios de comunicación y rivales políticos por parte del gobierno federal, como es el entorno que encontramos desgraciadamente en nuestro país.

Para dar un ejemplo mucho mas local de esto, encontramos el uso faccioso que hace de diversas dependencias estatales el gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda. Llegando al extremo de cancelar el servicio de agua a adultos mayores parientes de los que el considera sus archirrivales políticos. También hace uso de dependencias como la unidad de inteligencia financiera del estado y otros órganos que puedan afectar económicamente a los que considera enemigos. A nadie parece extrañarle la enorme similitud que tienen en su actuar tanto el gobernador García Sepúlveda como el presidente López Obrador. Después de las triquiñuelas y grandes desfalcos al erario estatal, el gobernador pretende ir a esconderse tras la protección del actual y la próxima residente de Palacio Nacional.