Luz María Ortiz Quintos
La participación de los jóvenes en la sociedad es algo que pasamos frecuentemente por alto. Si bien, son considerados como los siguientes adultos y a los que les va a tocar cosechar lo sembrado por sus antepasados durante su infancia e incluso antes de que nacieran, se necesita reconocer que su acción es clave para el desarrollo tanto inmediato como de largo plazo para la sociedad. Los jóvenes están en la etapa donde se mudan de la niñez hacia su vida adulta; al tener presente dicho concepto, sabremos que vienen a experimentar, explorar, aprender y desarrollarse en muchos aspectos que forjarán el resto de su estancia en esta tierra. Con esa experiencia, sabrán qué les gusta y qué no; lo que les suma y lo que les resta; lo que beneficia a los demás y lo que perjudica. Viven en una edad determinante para saber qué van a hacer de su vida, esto incluye: sus estudios, su profesión, su familia, su desarrollo personal, y su apoyo a la comunidad. Actualmente, la sociedad los necesita de manera urgente para mejorar el presente y asegurar su buen futuro. Su aportación, por más mínima que sea, hace la diferencia, aunque sea desde su casa y con sus familiares y amigos cercanos. Participar activamente en la construcción de servicios a los demás; no por cómo se ven en redes sociales, sino por un desarrollo de solidaridad y empatía hacia el prójimo. Fomentar la práctica de los valores morales para forjar seres humanos, y a la vez, aprovechar su participación para fijar su ruta; hacia dónde van, qué quieren construir, en qué mundo quieren vivir, etc. Son el presente y el futuro, es conveniente que estén involucrados desde ahora mismo en los diferentes ámbitos de la sociedad. Se necesita animarlos a seguir estudiando, y en la medida de lo posible, alcanzar los más altos niveles de preparación académica. Es imperativo seguir en la búsqueda de mejores propuestas de educación, en salud nutricional, salud mental, educación financiera, inteligencia emocional, etc., debido a que estas son herramientas que les serán de gran utilidad para estar más equipados en todos los aspectos de la persona y formar mejores ciudadanos. “La educación es el arma más poderosa que puede cambiar al mundo”-Nelson Mandela-.