sáb. Dic 14th, 2024


Por Gerardo De la Garza Vargas
A lo largo de los siglos, y sobre todo del tormentoso siglo pasado el cual casi inició con la primera Revolución en el mundo de corte social que duraría aproximadamente una década, surgió una nueva manera de gobernar y hacer gobierno. Del PNR fundado por Calles y después rebautizado como el PRI por Ávila Camacho surgieron infinidad de políticos dispuestos a hacerse con una tajada del pastel revolucionario.
Muchas personas surgieron de los cuatro puntos cardinales de la República Mexicana para “hacer política” y poder gobernar a sus congéneres. La mayoría –huelga decir- tuvo un pésimo desempeño, otros de franca mediocridad y solo muy pocos han tenido un desempeño aceptable.
Ahora, entre los todos aquellos afectos a mandar a los demás, está una manera de gobernar sobre todo en zonas de franco atraso subrayada por la violencia –a veces gratuita-, clientelismo, manipulación y de control social del que a veces era muy difícil escapar. Hubo gran cantidad de personas que se dedicaron a esa manera de gobernar, pero hubo uno que hizo de ella una escuela y hasta habló detalladamente de su legado en su autobiografía. Este político se volvió célebre con la frase “La moral es un árbol que da moras”.
Sí, nos estamos refiriendo a Gonzalo N. Santos,
Este político mexicano, oriundo de San Luis Potosí desde muy joven se “fue con la bola” a luchar por Madero y no paró. Nunca fue presidente pero siempre se las arregló para estar en las esferas del poder y en medio de los momentos más importantes de la política de nuestro país. Con el tiempo, pendenciero y sarcástico hasta la médula, llegó a ser casi el dueño de su estado natal e hizo de su rancho “El Gargaleote” el cuartel general de donde se extendía su inmensa influencia y poder.
Santos se convirtió en el político mexicano por excelencia, quien utilizaba sus influencias para su único beneficio, sin importar que tuviera que eliminar a uno o más personas que se le oponían, cultivando un estilo muy propio de hacer política, el cual a pesar de los años ya no debería ser válido en este nuevo s. XXI, es por eso que se necesita saber más de estos personajes para que no vuelvan a aparecer en el mapa político mexicano ya que como dijo Santayana “aquellos que no pueden recordar el pasado, están condenados a repetirlo”.

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