Raúl Guajardo Cantú

Apenas el martes señalábamos que los políticos locales deberían comenzar a trabajar bajo el supuesto de que las inversiones provenientes de diferentes países, principalmente de China pudieran verse afectadas ante las amenazas de Trump de aplicar aranceles altos, hasta del 100% en algunos casos, cuando Elon Musk anuncia que Tesla pausa su inversión en Santa Catarina.

Hay quien asegura, como el presidente de México, que más bien se trata de una decisión del empresario, independiente de los dichos del candidato republicano, otros más aseguran que se debe a que Tesla no ha mostrado un gran desempeño durante lo que va del presente año.

AMLO incluso se atrevió a decir que no se debe creer mucho en lo que se dice durante las campañas, ya que son temas diseñados para ganar votos, algo sabrá el presidente, pero por ahora la suspensión de la inversión está ahí.

Sea como sea, el caso es que por ahora, y quizá nunca, habrá una planta de los afamados autos eléctricos norteamericanos aquí.

Bien harían nuestros políticos en acatar aquél dicho que señala: espera lo mejor, pero prepárate para lo peor, ya que no es con amenazas de reciprocidad, como lo hiciera un exsecretario de economía del país, como se va a enfrentar aquí la situación.

Señalamos el martes también que un gran número de empresas chinas que producen diferente tipo de productos se ha instalado en el estado con la mira puesta en el mercado estadounidense, cuando ese mismo día se anunciaba la instalación de dos plantas que construyen casas prefabricadas, una de ellas pensando en que toda su producción se enviará a EU.

Ya veremos lo que sucede, pero el promotor de las inversiones, Simón Levy, no tiene un gran récord como empresario y sí más como político, aunque en este ámbito sus logros no son muchos.

Pero volviendo a nuestros políticos, nos parece conveniente que comiencen a vislumbrar cuáles serán sus posturas ante una eventual victoria de Trump y hacerlo a la mayor brevedad posible, ya que en caso dado será el próximo año cuando se presenten estas acciones.

Es difícil pensar en que de la noche a la mañana los políticos del estado dejarán de lado sus rencillas para ponerse a trabajar por Nuevo León, pero las circunstancias no son favorables para continuar en ese tenor.

A menos, claro está, que en realidad lo que suceda con Nuevo León no importe porque, al fin y al cabo, siempre se puede administrar lo que quede y aún así sacar algún provecho.

El problema es que en este último escenario, los ciudadanos siempre vamos a salir perdiendo.