sáb. Sep 7th, 2024

Óscar Tamez Rodríguez
Donald Trump sigue en su papel de rudo, quien se abalanza contra quien cree le trae beneficios electorales.
Biden se baja de la contienda presidencial, demasiado tarde pensamos algunos, pero aún con tiempo para que Kamala Harris afiance el liderazgo de los demócratas norteamericanos.
El presidente no tuvo la sensibilidad de entender que la senectud se le agolpó, no significa que eso sea un problema per se, pero los actuales tiempos, la dinámica de la política y los ritmos de vida intensos, exigen líderes frescos, jóvenes (al menos adultos con energía) y con habilidades físicas y mentales óptimas. Tardó en entender que como dice la canción: “ahora ya camina lerdo como perdonando al viento…”
Kamala es la antítesis de Trump, fresca, jovial, no de piel blanca. El candidato republicano la acusa de izquierdista, la llama “lunática” y una serie de adjetivos más que le imputa.
En México, por la mitad de los dichos del candidato del cabello amarillo, la comunidad feminista y la protectora de los derechos humanos habría emprendido tremendas protestas, habrían quemado hasta al sol azteca, pero en EUA pareciera que no preocupan los temas de equidad e igualdad o que entienden el papel de las campañas donde no existen hombres y mujeres sino candidatas o candidatos y en esa condición todos son iguales.
Los ataques de Trump reflejan dos cosas: su estilo personal y el de su campaña y, que le teme al potencial crecimiento electoral de Harris. Claro, en el caso del republicano se sale de todos los patrones preestablecidos, tanto que es difícil leer su actuar populista.
Fiel a su estilo, espeta insultos y ofensas como si fueran gotas de saliva al hablar, escupe improperios cual incontinencia verbal. El gobierno de la 4T no se escapó de las acusaciones republicanas.
Según el candidato presidencial, en México gobierna la delincuencia organizada, afirma: “México está petrificado ante los cárteles porque pueden remover al presidente en dos minutos”, esto más allá de ser una baladronada, tiene un trasfondo terrible.
Según Trump las fuerzas armadas mexicanas están rebasadas por la delincuencia, esto se sobreentiende del discurso. Existe un grado de colusión entre autoridades civiles y delincuentes y por ello, los políticos quedan sometidos o se hacen de la vista gorda frente a los delincuentes, también se infiere que México es un Estado fallido.
La respuesta fue tan tibia que pareciera reconfirmar eso de los dos minutos. Así como cuando en la fiesta alguien dice, “ignóralo, se le pasaron las cucharadas” en referencia al necio del que no te puedes deshacer.
Fue más enérgico el gobierno en confrontar a España por sucesos de hace 500 años que por los insultos y agravios que lanzó Trump.
Dudo que las aseveraciones del candidato sean ciertas, pero la realidad es que en el país la delincuencia hace su año de Hidalgo.
Son tiempos difíciles los que se aproximan para México. En lo político se avizora un trato agreste, rudo, poco sutil por parte del gobierno vecino en donde la presidenta Claudia Sheinbaum deberá tratar con el estilo de un gobernante rudo; claro, hay la posibilidad de que traten entre dos damas.
En lo económico se teme por fuga de capitales frente al endurecimiento ideológico del régimen actual y sus reformas constitucionales; agregue las fugas de capital iniciadas por Tesla a causa del miedo al triunfo de Trump; el asunto del Estado fallido y la posibilidad de una crisis económica internacional.
Son momentos difíciles que pueden catapultar a la presidenta Sheinbaum y acreditarla como estadista.

Por Admin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *