El síndrome de Burnout es una realidad para muchos de los trabajadores en el mundo.
Según datos de Statista y Bumeran, en 2023 el 48% de los empleados en Latinoamérica (LATAM) experimentaron cansancio extremo, cinismo en relación al trabajo y una disminución en su eficacia y productividad, síntomas reconocidos del también denominado síndrome del trabajador quemado.
“Este padecimiento no sólo afecta la salud psicosocial de los empleados, sino que conlleva una disminución en su productividad, un aumento en el ausentismo laboral y una mayor rotación de personal. La combinación de estos factores supone un costo importante para las empresas, independientemente de si sus empleados trabajan de manera presencial, híbrida o desde casa”, explica Yunue Cárdenas, Coordinadora del HUB de psicología de Affor Health, empresa especializada en gestionar y mejorar la salud psicosocial de las personas en las organizaciones.
Este trastorno se deriva del agotamiento laboral y atañe a las empresas debido a las pérdidas económicas que podría representar.
Cada año, la economía mundial pierde cerca de 1 billón de dólares al año en productividad debido a la depresión y la ansiedad, trastornos relacionados con el Burnout. Además, se estima que las pérdidas asociadas a la salud mental sean de 16.1 billones de dólares entre 2011 y 2031.
Aunque entre las causas que provocan el síndrome del trabajador quemado están: los horarios de trabajo extendidos, ambientes laborales conflictivos y falta de las herramientas necesarias para que un colaborador realice su trabajo, se han identificado otras como:
● Falta de claridad en las expectativas de la empresa,
● Sobrecarga de responsabilidades,
● Trato de los superiores,
● Presión constante y
● Falta de incentivos económicos y profesionales