Por Azucena de José
El 20 de septiembre de 1596 se dio la fundación definitiva (después de 2 intentos previos) a cargo de Don Diego de Montemayor, de la ciudad de Monterrey.
Qué cosa tan bonita siento cuando paso por el Cerro de la Silla y lo veo erigirse imponente, como un trono para que desde ese Monte gobierne el Rey.
Diariamente paso por el Cañón del Huajuco y la Sierra Madre Oriental y Occidental me flanquean como escoltas a derecha e izquierda hasta que llego a mi hogar en el valle de Santiago.
No puedo evitar pensar en todos aquellos hombres que subieron a los monte para tener un encuentro con Dios viendo que la tierra de Su creación es el estrado de sus pies, pero que el cielo son sus promesas infinitas y eternas para nosotros.
¿Hace cuanto que no contemplas Su majestad a través de la naturaleza y le adoras como el Diseñador de todo?
Caleb esperó pacientemente en el desierto a que llegara el tiempo de la conquista que Dios le prometió, no fue su edad ni su vigor el que lo motivó a perseverar y luchar por él, sino su fe en lo que Dios le había prometido.
Bendito Monterrey, hoy me levanto como Caleb a pedirle a Dios que me entregue esta tierra para Su gloria.
Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho. Josué 14:12
Han pasado más de 428 años en que los judíos sefarditas llegaron a esta tierra prometida, Señor, hoy queremos tomar posesión espiritual de ella para que Tu Hijo Jesucristo gobierne, que comience el Nuevo Reino de León.