Por Gerardo de la Garza
A mediados del siglo XX, la música contemporánea experimentó una expansión sin precedentes, incorporando ritmos de todo el mundo que sentaron las bases de lo que hoy conocemos como música comercial. Esta evolución, que aún domina el panorama publicitario tanto en México como a nivel internacional, tuvo a varios protagonistas, y uno de los más visionarios fue, sin duda, el mexicano Juan García Esquivel (20/01/1918 – 03/01/2002). Pianista, compositor y arreglista, Esquivel revolucionó el sonido de las décadas de 1950 y 1960, creando una fusión de sonidos inéditos que le valió el título de creador del “space age pop” o “pop de la era espacial”, un estilo caracterizado por la cualidad “extraterrestre” de sus composiciones.
Esquivel, originario de Tampico, llegó a la Ciudad de México a los 10 años. A los 14 ya tocaba el piano en la famosa XEW y, a los 18, dirigía su propia orquesta, además de crear arreglos para el programa cómico del icónico “Panzón Panseco”. Su creatividad no se limitaba a la música en vivo: pronto comenzó a destacar por sus jingles publicitarios, que marcaron un hito en la industria de la época. Gracias a su formación como ingeniero en el Instituto Politécnico Nacional, Esquivel pudo explorar y experimentar con el sonido electrónico, siendo uno de los primeros en grabar en múltiples canales, incorporando elementos sonoros hasta entonces desconocidos en la música popular. Así, su estilo, una mezcla entre música lounge, jazz y ritmos latinos, se volvió distintivo.
Una de las características que lo hicieron legendario fue su uso pionero del estéreo. En su álbum *Latin-esque* (1962), Esquivel grabó con dos orquestas en dos estudios diferentes, lo que resultó en una experiencia auditiva única. Aunque fue reconocido tardíamente, su música experimentó un “revival” en las últimas décadas del siglo XX, cuando su visión adelantada a su tiempo fue revalorada. Tanto es así, que Microsoft llegó a considerar seriamente el uso de su música para los sonidos de Windows 95.
A pesar de su extraordinario talento, Esquivel no fue suficientemente valorado en México durante su época. En parte, porque pasó décadas trabajando en Estados Unidos, donde llegó a ser el acto abridor de Frank Sinatra en Las Vegas durante varios años. Más adelante, en su carrera, compuso música para series icónicas de televisión como *Los Picapiedra*, *Kojak*, *Ironside*, *Los Ángeles de Charlie*, *El Hombre Nuclear* y *La Mujer Biónica*, entre muchas otras.
En 1979, Esquivel regresó a México para componer la música de la legendaria serie infantil *Odisea Burbujas*, un trabajo por el que, paradójicamente, es más recordado en su país de origen. Sin embargo, su legado musical va mucho más allá de este hito televisivo. Su obra representa una época no tan lejana en la que la vida nocturna de México brillaba en cabarets, y era de buen gusto acudir bien vestido a disfrutar de cocteles mientras la música de Esquivel sonaba de fondo.
Juan García Esquivel, con su estilo único y adelantado a su tiempo, dejó una huella imborrable en la música mundial. Hoy, más que nunca, su obra sigue resonando como un recordatorio del poder de la innovación y la creatividad sin límites.