mar. Ene 14th, 2025

Raúl Guajardo Cantú

Resulta interesante el hecho de que los ciudadanos estén tratando de organizarse para protestar por el aumento en las tarifas del transporte urbano. Es cierto que desde hace muchos años que no se presentaba un aumento en este servicio, sin embargo, también lo es que el aumento, aunque paulatino, resulta un golpe para el bolsillo de los usuarios.

Señalábamos que lo interesante consiste en que los ciudadanos intenten organizarse, aunque aún no lo han conseguido pues las protestas se han dado de manera dispersa y sin representar el volumen de participantes que puede poner en alerta al gobierno, porque ese intento nos muestra que de alguna u otra forma los partidos políticos no tienen la confianza de los ciudadanos.

Si otros fueran los tiempos, tenga usted por seguro que partidos como el PAN o lo que se denomina izquierda ya estuvieran en las calles organizando a sus simpatizantes para echar atrás el tarifazo o por lo menos haciendo patente el rechazo que este genera entre los ciudadanos en general y los usuarios en particular.

Hoy los partidos van a lo suyo, lejos de los ciudadanos, por ejemplo, hubo diputados que apoyaron las protestas contra la construcción de las líneas 5 y 6 del Metro, una de las cuales ya no se realizará precisamente por la oposición que generó su trazado.

Los partidos apoyaron estas protestas porque la construcción del Metro afectaba a la clase media regiomontana, uno de los pilares del llamado PRIAN a la hora de las votaciones, en tanto que las tarifas afectan a las clases trabajadoras y con menos acceso a los medios de comunicación, por lo que representan menor exposición y hasta menos posibilidades de acceder a ese votante por lo que respecta a los partidos.

Como lo hemos dicho en varias ocasiones, los partidos cuidan sus cotos de poder, buscan mantener aquellos puestos en los cuales saben que pueden obtener privilegios y prebendas, de ahí que cuiden las alcaldías y diputaciones que les representan un poder en el entramado político del estado.

Pero las cosas están cambiando, los ciudadanos se están hartando de servir como carne de cañón y buscan otros cauces, aunque en ocasiones se equivoquen en la búsqueda y caigan en engaños como durante los últimos años.

El caso es que la desconfianza de los ciudadanos en los partidos se ha visto reflejada en Nuevo León de forma paulatina, tanto que ha obligado a los eternos enemigos a coaligarse para mantener sus canonjías y sus cotos de poder, lo cual pudiera cambiar en el corto plazo.

Sobre todo si alguno de ellos continúa con su política de no buscar la cima del poder, sino contentarse con las migajas que tiene para conservar los equilibrios al interior de ese instituto político.

En ese caso, no dude usted que se presente un fenómeno de rechazo absoluto a cualquier instituto político y ello nos lleve a elegir mal nuevamente. Falta poco para verlo.

Por Admin

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