Raúl Guajardo Cantú
Ahora que se rumora que ya se está llegando a un acuerdo para aprobar el presupuesto del estado para el presente año, esperemos que de último momento no se vaya a caer la negociación porque seguramente los representantes de todos los partidos intentarán “estirar la liga” hasta donde se pueda.
Todos querrán llevar agua a su molino y obtener las mayores ventajas posibles y en caso de que alguien no se sienta satisfecho con la negociación, seguramente hará lo posible para que esta no se lleve a buen término.
Pero supongamos que todo salga bien y contemos con un presupuesto, con todo y las restricciones con respecto al endeudamiento que se presentarán, ¿es esto motivo para que los ciudadanos nos alegremos? ¿Para que nos ilusionemos con la posibilidad de una mejora en los servicios que prestan los distintos niveles de gobierno? La respuesta es que puede serlo, pero que no necesariamente será así.
Veamos por qué.
El gobernador del estado, Samuel García, independientemente de lo que le aprueben, es seguro que intentará hacer sus tejes y manejes para salirse con la suya e impulsar aquellos proyectos que más le interesan, pudiendo dejar de lado otros más importantes para nosotros los ciudadanos.
Por ejemplo, impulsará el Metro para que este quede a tiempo para su lucimiento durante el mundial de futbol 2026, aunque ello implique desatender algunos otros aspectos de la movilidad que nos interesan a quienes vivimos cotidianamente aquí, en el área metropolitana de Monterrey.
Seguramente le resultará más lucidor concluir el Metro a toda costa para poder presumirlo durante la justa futbolística que tendrá proyección internacional y en la que seguramente invertirá recursos para promover su imagen en México y el mundo. Al menos su forma de actuar eso nos dice.
Por parte de los alcaldes del área metropolitana seguramente darán prioridad a pavimentar o bachear aquellas calles y avenidas que convergen o sean de tránsito para llegar al estadio en donde se llevarán a cabo los partidos. En el caso de la ciudad de Monterrey, es muy probable que se dé prioridad a remozar el centro de esta o aquellos lugares en donde se lleven las actividades colaterales.
Así es que hay que esperar y no echar las campanas al vuelo porque con lo que han mostrado nuestros políticos la aprobación del presupuesto no es garantía de nada.
Eso sí, ojalá y los diputados pongan los candados que han señalado para que el presupuesto se aplique en lo que debe aplicarse y de la mejor manera posible, pero que esos candados no se limiten al presupuesto del ejecutivo estatal, sino que se incluyan también en los municipales.
Es bueno que los legisladores locales se preocupen por tener control presupuestal, pero no lo es tanto si este se limita por cuestiones partidistas, a ponerlos solo en algún nivel de gobierno.
Esperemos que, efectivamente, se apruebe el presupuesto y que esta aprobación sea solo el primer paso para una mejora en todos los servicios públicos que nosotros, los ciudadanos, debemos recibir.
En caso contrario de poco nos servirá contar con un presupuesto aprobado por el Congreso local.