jue. Mar 13th, 2025

Raúl Guajardo Cantú 

Quino, el genial caricaturista creador de Mafalda, hace decir a uno de sus personajes que “lo urgente no deja tiempo para lo importante”, una reflexión que nos debe hacer pensar en lo que sucede en tiempos en los cuales las campañas políticas parecen ser ya no cosa de cada tres años, sino de todos los días.

Algo así está sucediendo en nuestra ciudad, lo urgente no está dejando tiempo para lo importante, al menos no en lo que se refiere a las acciones de gobierno en todos los niveles, ya que, por estar tratando de definir una narrativa que les permita llegar bien posicionados al 2027, partidos, funcionarios y actores políticos en general se han convertido en lo que sería un “shortstop” para citar a los clásicos.

El paracorto, como se le conoce en español a la posición beisbolera, ataja lo urgente y, en el caso de la política, trata de hacer doble play, apareciendo en las notas de prensa e intentando que su partido lo tome en cuenta para lo que viene.

No está mal desde el punto de vista del político, pero si lo vemos desde la perspectiva del ciudadano que espera que sus problemas sean resueltos por quien tiene esa obligación, la historia que encontramos es muy diferente.

Veamos un caso muy simple, el de la contaminación debida a los vehículos automotores, ¿desde cuándo escucha usted que es necesaria la verificación vehicular? y ¿cuántos años hace que en cuanto alguien trata de instrumentarla muchos son los opositores argumentando sus costos? Por nuestra parte nos parece que desde los tiempos de Sócrates Rizzo se hablaba ya de esto y las medidas para regular las tarifas de los taxis se confundieron con ecológicas, quizá porque estos estaban pintados de verde.

Por otra parte, parece ya como un mantra eso de que los vehículos son los principales generadores de la contaminación ambiental, pero ¿alguien ha presentado pruebas de que medidas como las tomadas en la hoy CDMX, por las autoridades en tiempos de Salinas de Gortari han dado resultados?

Si lo hicieran seguramente se darían cuenta de que si los hay, los resultados han sido casi nulos, cada dos por tres se determina la contingencia ambiental en la capital del país con sus programas de “Hoy no circula”, la aplicación doble de este y, por supuesto, la verificación vehicular.

Pero como hay que tomar medidas que se vean medianamente bien, o por lo menos que sean consideradas por ciertos grupos como tales, pues ahí seguimos, en las mismas. Sin avanzar un solo milímetro y a merced de la contaminación con su estela de muertes.

Quizá es tiempo ya de que se tomen medidas de largo aliento, de que se analicen las causas puntuales de la contaminación y las medidas más oportunas para evitarla. En este estudio no debemos olvidar la geografía del área metropolitana de Monterrey, sin obviar que vivimos en un cañón, el del Huajuco, o a la salida de este, una región que sarcásticamente se llamaba en un programa de radio “El Molcajete”.

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