Abel Moreno López
Este 21 de marzo se cumplen 219 años del natalicio del gran mexicano que fue don Benito Juárez y en esta fecha quiero recordar una lectura realizada durante los días de la pandemia en los que el encierro mas que otra cosa nos obligó a buscar refugio en la lectura.
Encontré entonces un ejemplar del numero 24 del Periodico Oficial del Estado de Nuevo León, de fecha 23 de marzo de 1806, que contenía en tres de sus cuatro páginas la reseña de la conmemoración de El Centenario de Juárez que tuvo lugar en la ciudad de Monterrey y de la cual ofresco una breve síntesis en la presente colaboración.
El periodico inicia por recordar que el día 16 de ese mes se había publicado en sus paginas el programa oficial preparado por las aurtoridades.
Desde la noche del 20 de marzo hubo serenatas, iluminaciones y fuegos artificiales. El 21 amaneció con repique y salvas, así como el izamiento de la bandera en edificios públicos.
A las 9 y media del mismo día, una comitiva encabezada por el Presidente Municipal acompañada por una sección de caballería del cuerpo de rurales de la Federación y una compañía del 23 batallón con una música militar, procedió á fijar dos lápidas conmemorativas en casas de esta ciudad, en que habitó don Benito Juárez, en Monterrey una en casa de don Isaac Garza, en Padre Mier y Galeana, esquina noroeste, y la otra el antiguo Palacio de Gobierno, hoy Farmacia Benavides centro (Morelos y Erscobedo).
En la tarde del día 21, se coloco la primera piedra del Monumento en la entonces llamada Plaza del 5 de Mayo, donde el gobernador Bernardo Reyes hizo uso de la palabra diciendo entre otras cosas: “La Honorable Legislatura del Estado, interpretando los sentimientos de gratitud y admiración del pueblo nuevoleonés, ha decretado que hoy, centenario del nacimiento del ilustre mexicano Benito Juárez, que en los desastres de la guerra civil salvó nuestra Constitución y dictó la Reforma, y que contra extraños é infidentes mantuvo en desigual lucha, hasta vencer en la demanda, la independencia y la Soberanía de la república; que hoy, en honor del grande de nuestra historia, por mano del Ejecutivo que personifico, se coloque la primera piedra del monumento que dispone se erija á su memoria… Los pueblos que muestran su gratitud a los hombres á quienes deben esclarecidos servicios, hacen ver que han sido dignos de los sacrificios que por ellos se impusieron.” “Y cábeme a mí la inmensa satisfacción de ser en esta vez, el instrumento del mandato de la representación popular del Estado, al colocar esta primera piedra, sobre la que ha de elevarse en breve, el monumento que conmemore á la más preciosa personificación de nuestras libertades, garantizadas por la ley; de nuestros derechos, respetados por el mundo.”
Tras este acto hubo una procesión cívica, compuesta por autoridades y ciudadanos, formando no menos de seis mil personas, dirigiéndose á la Alameda Porfirio Díaz, “en cuyo lugar la reunión fue acrecentada por un público que podría ser de veinte mil concurrentes”. Ahí fue orador oficial licenciado Virgilio Garza quien pronuncio un emotivo discurso en el que afirmaba “Juárez fue el héroe; el héroe por excelencia. No el héroe de una ocasión o de un momento , sino de todos los momentos y de todas las ocasiones, desde que se vio llamado a sostener el principio de la democracia y desde que sintió que la Patria confiaba á sus alientos de gigantes la enseña sacratísima de su libertad. Fue el centro á donde convergieron los esfuerzos individuales aislados para trasmutar su debilidad en formidable empuje; fue el crisol en que todo se dignificaba, y depuraba, el manantial de la luz que iluminaba ántros de oscuridad en las inteligencias y hacía llegar rayos de esperanza á los corazones.”
Tocó el turno al Licenciado Rafael Dávila quiendio lectura al discurso, histórico-biográfico del Benemérito, escrito por el Sr. Lic. Enrique Gorostieta. Posteriormente el poeta Manuel Barrero Argüelles recitó su larga composición “¡Pro Juárez!” El mimso poeta arregló la letra del Himno Nacional que fue entonado bajo la dirección del maestro José C. Villaseñor por más de un mil doscientos niños y niñas alumnos de las escuelas oficiales. Por la noche, en el mismo Parque (alameda) Porfirio Díaz, tuvo lugar una gran serenata á la que asistió muy numerosa concurrencia.
El día 22, a las diez de la mañana se efectuó, en el Teatro Juárez, una fiesta artístico-literaria que inició con el poema del Sr. Juan B. Delgado, Al Dios de Bronce. Enseguida se leyó una biografía de Juárez el Sr. Manuel Barrero Argüelles, recitando después el señor Rafael Dávila la composición poética de Atenógenes Pérez y Soto “A Benito Juárez”.
En dicho evento se contó con la presencia del laureado poeta potosino Manuel José Otón quien dio lectura a su poema Vis et Ver, al que corresponde este fragmento:
“Con ese velo augusto que entretejió la tierra
Y que esmaltó el espacio y que distiende el cielo
Sobre el coloso Indio, bruno hijo de la sierra,
Se envolverá la Patria en la paz y en la guerra;
Que puede ser mortaja el que hoy es sacro velo.”
Por último, tomó la palabra el gobernador del estado, general Bernardo Reyes, que presidía el acto, y ante la selecta y numerosa concurrencia que llenaba el Teatro, que llenaba el Teatro, para clausurar las fiestas del centenario, se expresó en los siguientes términos:
“El estado de Nuevo León, al señalarse en el curso eterno de los tiempos, el Primer Centenario del Natalicio del Insigne Benemérito de la Patria, Benito Juárez, ha cumplido con devoción uno de los más gratos y hermosos deberes, que tienen los grupos humanos para con sus redentores ha pronunciado su oración cívica; ha entonado su himno glorificador, ante el altar de la gratitud; ha puesto en alto la ostia de su consagración, y esa ostia es un astro que encendió á la hora de la comunión nacional, todos los espíritus, é ilumino todas las conciencias.”
Terminó la fiesta poco antes del mediodía. Así se conmemoró el Centenario de don Benito Juárez en Monterrey. Hasta la próxima…!