Por Tania Espinoza
En 1889 fue instituido en el mundo el día internacional de los trabajadores en conmemoración a la lucha por condiciones laborales justas, hoy en día sirve para valorar las luchas históricas y los logros de los trabajadores y el movimiento obrero, lo cual me parece digno de resaltarse cada año, pero ¿y si además ampliamos nuestra visión y lo analizamos desde una perspectiva más elevada?
Entra a tu navegador y busca el significado de la palabra TRABAJO encontraras que es descrita como una actividad para generar riqueza, una ocupación retribuida, intentar conseguir algo generalmente con esfuerzo, a mi parecer las palabras si tienen poder en nuestra visión de la vida y cuando tomo conciencia de que nuestra forma de expresión crea nuestra realidad, me niego a definir mi actividad diaria como lo descrito anteriormente.
Propongo eliminar la palabra trabajo de nuestra mente, ya que nos limita, nos obliga, nos causa pesadez de solo decirla yo elijo definir nuestras labores como actividades que nos apasionan y nos nutren, como herramientas que nos ayudan a conectar con otras energías, a estrechar lazos, apoyar y/o proveernos mutuamente de abundancia, porque no estamos trabajando estamos laborando de forma voluntaria y compartiendo nuestros dones con alegría y satisfacción y con esto no solo crecemos nosotros mismos, creamos una energía poderosa con la comunidad, tener una vida plena si está en nuestras manos.
Y entonces sea digno de conmemorar no solo nuestra historia y el sacrificio que requirió, sino también de honrar nuestra mutua aportación a una nueva y más abundante realidad