Desde que fue sacado del redil y ungido como futuro rey de Israel, David había vivido unos 20 años más o menos como fugitivo y como un hombre que lo había perdido todo.
Perdió su seguridad, perdió su juventud, perdió a su familia, perdió su carrera, perdió sus derechos, perdió su conexión con el pueblo del pacto de Dios, perdió sus comodidades y, en ocasiones, incluso perdió su relación cercana con Dios. A pesar de todo lo que perdió, se mantuvo firme en el Señor.
Y Dios – en Su tiempo – libró a David y cumplió la promesa de su unción hecha mucho tiempo atrás y restauró su vida y le dio una descendencia gloriosa.
¿Ha perdido algo por servir al Señor? La Palabra que Dios dijo sobre usted se cumplirá y usted podrá exclamar lleno de certeza ¡Te amo Dios!
Salmos 18:1 Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.
¿Crees esto? Habla con Dios, lee la Biblia y descúbrelo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
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