“Un buen maestro puede crear esperanza, encender la imaginación e inspirar amor por el aprendizaje” Brad Henry
Luz María Ortiz Quintos
Hoy quiero reconocer, felicitar, pero sobre todo agradecer a los MAESTROS que eligieron esta hermosa vocación. Maestros que, en innumerables ocasiones, son los segundos padres, los confidentes, los mejores amigos de nuestros hijos.
Como en todas partes, existen personas extraordinarias que desempeñan su labor de manera impecable, de forma excepcional, pero también existen personas no muy éticas en su formación y no muy buenas acciones al desempeñar su labor.
Me enfoco en los maestros que dejan huella, que trascienden en nuestra vida para bien, que los admiramos tanto, que son el modelo a seguir, nos ayudan a conocer nuestras habilidades para seguir nuestra preparación, incluso nos ayudan a elegir nuestra carrera profesional.
Maestros que son tan sensibles, empáticos y solidarios que van más allá del plan de estudios para transmitir sus conocimientos.
Maestros que llegan a niveles directivos y convierten la comunidad escolar en un EJEMPLO para los demás.
Maestros que, en algunas ocasiones, sacrifican su tiempo, su familia; por sus alumnos, por su grupo, o por su escuela.
No basta con decir, “GRACIAS”, para cada buen maestro que, con su granito de arena, aportó para que esta sociedad cuente con toda clase de oficios y profesiones.
Como sociedad, les debemos mejores sueldos y prestaciones, la labor que desempeñan, está formando lo más valioso de una comunidad, las personas.
Grandes retos para los maestros existen en estos momentos, en una sociedad que no dignifica su labor, que no los reconoce, no los respeta, incluso en algunas ocasiones, no cuentan con la infraestructura, materiales, capacitaciones mínimas de actualización, en un mundo donde se piensa que el conocimiento está en internet, deja la figura del maestro sólo como un acompañante o tutor.
En la actualidad, las nuevas generaciones de estudiantes demandan mayor entrega, paciencia y comprensión. En algunas ocasiones se les resta credibilidad o autoridad, sin embargo, es una vocación que sigue adelante y es muy valiosa.
A todos los maestros, de todos los niveles de educación pública y privada, desde preescolar, hasta doctorado, ¡MUCHAS FELICIDADES! sigan siendo referente para la formación de buenos ciudadanos, que esta sociedad, hoy más que nunca los necesita.