Por Tania Espinoza 

Me gusta ir por la vida conectando mi energía con los demas aunque a veces implica un reto, ese acto nos hace sentirnos vulnerables, desnudar nuestra Alma requiere de valentía en un mundo donde premian las máscaras. 

La fragilidad es un don por qué solo así comprendemos que somos parecidos, todos tenemos miedos y nuestro aprendizaje es dominarnos a nosotros mismos y si, es verdad que implica ver de frente nuestra sombras pero solo desde ese lugar es donde nuestra luz brilla más fuerte y descubrimos lo que nos conecta.

Al echar un vistazo a nuestro interior podemos entender que el mundo es un espejo de nuestros pensamientos, y no queremos saber, mucho menos recordarlo porque enfrentarnos a este conocimiento nos obliga a actuar, pulir y sanar las partes que nos desagradan, ese el trabajo personal que se requiere cuando despiertas en conciencia, pero hoy te invito y me invitó a abrazar nuestra vulnerabilidad con confianza desde el empoderamiento,  no entiendo en qué momento volvimos a está acción de sentir todo un desafío. 

Hoy aprendí que desde la Vulnerabilidad se cosechan los frutos más dulces ya que son creados desde la energía del gran amor y solo así podemos conectarnos y crear la melodía de la sinfonía perfecta que somos todos.