jue. Jun 12th, 2025

Raúl Guajardo Cantú

En varios de nuestros textos hemos criticado el hecho de que nuestra clase política sea reactiva más que proactiva, cuando algo sucede todos sus integrantes, como si fueran uno solo, unen sus voces para hablar acerca del tema del momento, sin importar si es solo un síntoma o si realmente constituye un problema de fondo.

Tocó ayer ser un acérrimo defensor de las mujeres, mañana tocará ser experto en seguridad y pasado mañana a ver qué sucede. Por lo pronto hoy toca ser ecologista y tomarse la foto levantando algún tipo de basura, para que se note la preocupación por mantener limpio el ambiente que nos rodea.

Estamos de acuerdo con el hecho de que la ecología debe ser una preocupación, pero todos los días y en todos los terrenos, no solamente cuando sucede algo que pone de relieve, pongamos por caso, la contaminación del aire en la entidad, principalmente en el área metropolitana de Monterrey, sino todos y cada uno de los días, con acciones que vayan al fondo del asunto y no solo para la foto.

Hoy todos quieren ir a alguno de los cauces de los ríos o arroyos que hay en el estado y tomarse la foto levantando los residuos que dejan los visitantes, cuando quizá sería mejor prevenir precisamente el que la gente tire basura en ellos, pero quizá suceda que la prevención no sea tan vistosa como lo que ahora hacen.

O también puede suceder, nos parece, que tomar acciones de fondo sea malo para las aspiraciones de algunos políticos que saben que por ahora para ganar una elección se requiere ser simpático y no contravenir los deseos de las mayorías de quienes votan en las elecciones.

En otras palabras, los políticos ya no quieren tomar decisiones necesarias pero impopulares, porque ello podría representar que los posibles electores decidan que ya no los quieren y ello se refleje en las urnas durante el siguiente proceso electoral.

El caso es que, al final, las decisiones necesarias pero impopulares nadie las toma, por ello los problemas se acumulan y crecen mientras que la clase política se comporta como si lo más importante fuera que nadie se sintiera ofendido por alguna acción o decisión, lo cual se traduce en inmovilidad y falta de gobernanza.

Consideramos que los gobernantes, y quienes aspiran a serlo, están para tomar decisiones difíciles, no para ganar concursos de popularidad. Por otra parte, los ciudadanos tienen intereses cada vez más específicos, por lo que al final difícilmente se dará gusto a todos, mucho menos en tiempos de redes sociales.

La clase política debería entender que, en el largo plazo, sería más fácil realizar un buen gobierno y crear una narrativa de éxito precisamente haciendo bien su trabajo y no realizando videos para consumo masivo en redes sociales.

Porque si conocen la historia, por lo menos la del estado, se darán cuenta de que se recuerda mejor a aquellos gobernantes que tomaron medidas de fondo que a quienes fueron como veletas al viento.

Son lecciones que no se pueden pasar por alto.

Por Admin

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