Luz María Ortiz Quintos

“La paz es el silencio de las armas y el lenguaje del entendimiento”. Esta frase no tiene un autor único reconocido. Es una expresión que resume un ideal de paz y ha sido utilizada en diversos contextos y por diferentes pensadores a lo largo del tiempo. Se atribuye comúnmente a una combinación de sabiduría popular y a diversas reflexiones filosóficas sobre la paz, según algunos estudios realizados por la inteligencia artificial.

El Financiero, el 23 de junio a las 19:28, publicó lo siguiente: “Irán niega alto al fuego con Israel, pero aclara: ‘Si termina su agresión, pausaremos nuestros ataques.’”
“Irán dio un ultimátum a Israel para que cese sus ataques, y con ello se detendrán las acciones militares contra el país. Contrario a lo que afirmó Donald Trump sobre un alto al fuego en Medio Oriente, Irán aseguró que no hay acuerdo con Estados Unidos e Israel para detener los ataques.”

Ante esta situación, ciudadanos de todo el mundo nos hemos unido a orar por la paz, según las diferentes religiones que profesamos. Al menos, este acto nos une a millones de personas en la solicitud común del cese de la guerra.

Me parece que aquellos que tienen en sus manos el poder de decidir el futuro de las naciones, si fueran ellos mismos quienes participaran directamente en estos conflictos, probablemente tratarían de evitarlos.
En numerosas ocasiones, las decisiones se toman desde el escritorio, sin considerar el alto costo humano que implican, y no me refiero solo al costo económico, sino al sacrificio de miles de personas que, por amor a su país, dan su vida. Sin embargo, me pregunto: ¿estarían dispuestos aquellos que toman estas decisiones a exponer también sus propias vidas?

En un mundo de paz, se buscaría siempre el diálogo, la comprensión y el respeto, sin esa lucha de poder que destruye culturas y civilizaciones. La avaricia, como todos los pecados capitales, solo genera muerte y sufrimiento.

Sigamos unidos en oración, para que aquellos que ejercen el poder y la toma de decisiones, en todos los niveles de gobierno y en todas partes del mundo, trabajen por el bien común, por la construcción de ambientes armónicos y por mejorar las condiciones de vida para todos. Que sean los mejores seres humanos, con capacidad, experiencia y un objetivo claro: crear ambientes de justicia y paz.