Raúl Guajardo Cantú
La política se ha convertido en un show, para ser más precisos, en un reality show, en el cual lo importante ya no es tener ideas, programas, una visión de conjunto de lo que nuestra sociedad requiere, sino de soltar ocurrencias que se traduzcan en popularidad, como luego se dice, la vara está muy bajita y resulta que ya cualquiera cree tener posibilidades de convertirse en gobernador de un estado como Nuevo León.
Señalamos lo anterior porque en días pasados, en varias colonias de Monterrey, se repartieron volantes promoviendo la entrevista que un oscuro alcalde de uno de los municipios del área metropolitana concedió a un medio de comunicación que, curiosamente eligió el volanteo para promocionarse, pese a que uno supondría que su circulación debería ser su respaldo, pero consideraciones de este tipo aparte, lo importante es señalar que, este tipo de entrevistas son como aquellas que algunos se inventan para violar la ley electoral que prohibe la promoción fuera de los tiempos oficiales.
El tema es lo de menos, en este caso la promoción de una ruta de transporte gratuito que, entre paréntesis, no es, o no debería ser, responsabilidad de los municipios, pero ¡qué caray!, la promoción es la promoción, independientemente de si resulta apegada a la ley o no.
El caso es que el alcalde en cuestión al parecer considera que realmente tiene la posibilidad de convertirse en en una opción viable dentro del partido en el cual recientemente milita para contender por la gubernatura del estado. Como dice Catón, ¡hágame el refabrón cavor!
Un personaje que apenas ayer era un ayudantito de tercer nivel en el partido en el que militaba y que fue impulsado a la alcaldía precisamente porque se le consideraba alguien fácil de manipular solo para, una vez llegado al puesto, chapulinear por primera ocasión y después hacerlo de nuevo para llegar al partido dominante en el ámbito nacional.
Está bien que todo mundo tiene su corazoncito, pero Nuevo León ya ha pasado por esto en varias ocasiones, nos referimos a que personajes sin trayectoria, sin proyecto, sin idea de lo que significa gobernar uno de los estados más importantes del país, impulsados por los malos resultados de quienes nos han gobernado los últimos tiempos, capitalizan el enojo de los ciudadanos y aprovechan para llegar a puestos para los cuales no están capacitados.
Es tiempo de que los nuevoleoneses hagamos saber, no a ese alcalde que, al final de cuentas trata de aprovechar las condiciones existentes, sino a la clase política en general, que no estamos dispuestos a que nos crean menores de edad, que entiendan que gobernar Nuevo León es cosa seria, que requiere de una visión de futuro, de una formación que no está al alcance de todos.
Es tiempo de que demos una lección a esta clase política que ha llegado al poder solo para servirse de este y no para servirnos a los ciudadanos, sobre todo en los tiempos inciertos que enfrentamos actualmente y les enseñemos que, pese a todo, la vara no puede estar a ras del suelo.