Raúl Guajardo Cantú
En días pasados se reunieron algunos de los alcaldes del área metropolitana de Monterrey, AMM, con el gobernador del estado para revivir la mesa de coordinación política que intenta resolver problemas comunes a los municipios que conforman el núcleo poblacional de Nuevo León.
Cerca del 90% de los nuevoleoneses vivimos en el pequeño espacio compuesto por el AMM con todos los problemas que ello acarrea en cuestiones como contaminación, movilidad, seguridad y no digamos servicios primarios.
Si el AMM fuese un solo municipio sería bastante difícil de manejar por su tamaño, pero como está compuesta por más de 15 municipios, según la fuente que se consulte, ya imaginará usted la dificultad que se tiene para resolver los problemas comunes con tantas prioridades, criterios, aspiraciones políticas, administraciones intervinientes y presupuestos distintos.
Además de lo anterior, hay que incluir un gobernador que tiene su propia agenda, su propio presupuesto y que, las más de las veces, citando al clásico, ni ve ni oye a los alcaldes que componen la mesa, en un ejercicio que llega a ser una especie de monólogo colectivo.
Desde nuestra perspectiva, por más autonomía municipal involucrada, debería existir un plan maestro para el desarrollo del área metropolitana de Monterrey con un presupuesto central y una serie de proyectos de orden estatal que resuelvan problemas que afectan a todos los municipios, principalmente aquellos que tienen un crecimiento poblacional acelerado que no se ve correspondido con el presupuesto necesario.
Debería existir una especie de City Manager que tuviera a su cargo ese tipo de proyectos que no se vieran interrumpidos por las aspiraciones, proyectos o ambiciones personales de los alcaldes involucrados.
Insistimos, estamos conscientes de la autonomía municipal pero, por encima de ella quizá deberían los políticos poner las necesidades de los ciudadanos y pensar en resolver los problemas de nosotros, para quienes se supone que trabajan.
Según los trascendidos, en la mesa el gobernador aplicó su política de siempre, hacer como que no escucha las peticiones y hablar solo de aquello que considera le favorecerá en su futuro político, si es que este existe, e ignorar los problemas que los alcaldes consideran más acuciantes para sus municipios, entre ellos el que fuera una de las banderas de campaña de Samuel: la movilidad.
Para desgracia de todos nosotros, las agendas personales de los involucrados en la mesa de coordinación se ponen por encima de las necesidades de los ciudadanos, como si estas no existieran o no fueran importantes, como si el futuro político de los gobernantes fuese el de nosotros.
Si a todo ello le agregamos el hecho de que los partidos políticos y sus dirigentes tienen sus propias agendas, no dudemos que nos apliquen la frase que utilizaba un amigo nuestro, viejo periodista que ya se nos adelantó en el camino: “estamos fregados todos ustedes”.
Esperemos que la mesa de coordinación sea el primer paso para la solución de nuestros problemas aunque, a como se ve, será un diálogo entre sordos, pero va de nuevo y en caso dado exijamos nuestros derechos.