dom. Ago 31st, 2025

Cosas del Tony

Por: Antonio Sánchez R.

Los “pregoneros” de las buenas nuevas en torno al genial “reinado” de “Inocencio” García Sepúlveda al frente del Virreinato del Nuevo Nuevo León se están quedando sin argumentos para seguir sosteniendo la estúpida versión de que, aún sin llegar a los tres años de gestión, el “FosfoGober” está en vías de convertirse en el mejor gobernador en la historia de la entidad.

Quienes reciben el consabido “cochupo” por convertirse en una especie de “voceros” de un gobernante, o de algún político cualquiera, corren el riesgo de que sus mentiras terminen por los suelos, sobre todo cuando los indicadores conducen hacia una verdad prácticamente irrefutable: ni en sueños llegará el Samy Boy a alcanzar ese lugar que se ha comentado.

¿Por qué? Por infinidad de razones, pero específicamente por todas las malas cuentas que ha venido entregando, en todos los sentidos, en todos los renglones. Los números nomás no cuadran y por ello, nuestro imberbe Gober tiene enfrente un  problema más grande que su propio ego, o sea, el problema es de proporciones por demás gigantescas.

Se nos ha estado vendiendo la idea, vía un bombardeo publicitario por demás descarado, que Nuevo León es “Jauja”, que miles y miles de millones de dólares han sido prometidos para venir a manera de inversiones a nuestro estado y que desde ya, la entidad es el pilar económico del país, que somos los “non plus ultra” de la economía nacional.

Puro “blof”… Todo mentira… No hay tal… Son pocos, muy pocos, los inversionistas extranjeros atraídos por el “paraíso” montado por los “naranjas”, con alguna complicidad de los “cuatreros” del poder, que de alguna manera se han sumado a esta mentira, ya insostenible.

Nuestro Gober “viajero” se gastó buena lana del presupuesto estatal en viajes que supuestamente tenían como objetivo visitar lugares estratégicos en los que platicaría con supuestos “candidatos” a venir a invertir muchos dólares. Las inversiones no existen, todo mentira.

Vaya, hasta el supuesto “cuate” del FosfoGober, Elon Musk, resultó ser un simple “cuete” que no tronó, en una “feria” en la que nadie se atrevió a subirse a una rueda de la fortuna sumamente riesgosa. El empresario norteamericano lo pensó mejor y terminó abandonando el proyecto de construir una “Mega Factory” por los rumbos de Santa Catarina.

Como dicen en mi rancho: dejó a todos con la “pata lavada”, invadidos con la ilusión de ser fabricantes de Tesla, esos autos que estaban siendo la fiebre en el mundo. Vaya, hasta alguien se lanzó a rifar alguno auto de esa marca y todo para que al final de cuentas les dijeran: ¿“Teslacreyites”?

Las cuentas no resultaron ciertas. Se presumió de más de 60 mil millones de dólares, cuando la verdad cruda y dura dice que no llega ni a 5 mil millones de dólares. O sea, la diferencia es abismal, pero, como ya lo señalamos antes, la presunción y la mentira son proporcionales al ego del “FosfoGober”.

Bien, pero dejemos a un lado la fallida construcción de un nuevo “Jauja” y vayamos al problema real que enfrenta nuestro mandatario estatal, relacionado también con cuentas, con lana, miles de millones de pesos que no aparecen por ningún lado y que el gobierno federal quiere saber qué fue de esos recursos.

Porque por si usted no lo sabe aún, estimado lector, andan cerca de 2 mil 500 millones de pesos flotando en el aire, nadie sabe a dónde fueron a parar, recursos que fueron enviados por la federación para ser aplicados a diferentes proyectos y programas, pero resulta que esa lana nunca fue aplicada a los rubros para los que fueron proporcionados.

Ante esta bronca, ¿qué van a decir esos “pregoneros” de la buenas nuevas? ¿Se atreverán a contar la verdad de lo que está ocurriendo, esa verdad que, según nos dicen, pone a “Inocencio” García Sepúlveda mucho muy cerca del “fresco bote”? ¡Pa’ su mecha!

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