sáb. Ago 9th, 2025

Luz María Ortiz Quintos

El uso excesivo de la tecnología se ha convertido en una tendencia, y en lugar de enfocarse en agilizar, optimizar y reducir costos en los servicios públicos que pagamos los ciudadanos, hoy comenzamos el mes con la puesta en marcha del sistema virtual de parquímetros en el municipio de Monterrey.

Afortunadamente, el arranque contempla únicamente los cajones de estacionamiento ubicados en el centro del municipio. Para hacer uso de ellos, es necesario contar con una aplicación virtual llamada Kigo.

En total, se trata de 8,300 cajones en la zona centro, donde ya no se podrán utilizar monedas ni operar los tradicionales parquímetros de reloj. Tampoco se contempla la sustitución de estos dispositivos por otros físicos, ya que el sistema será completamente virtual.

El pago de $8.00 por hora deberá realizarse a través de la aplicación Kigo, disponible para teléfonos celulares. Para ello, es necesario descargar la app, registrarse y efectuar el pago por el tiempo requerido, ya sea una, dos o más horas.

En caso de que el conductor no cuente con la aplicación, se ofrecerá la alternativa de realizar el pago en efectivo en alguno de los 200 establecimientos adheridos. El único requisito es ubicar un negocio que tenga el anuncio con una “R” de Regio Parking, dictar las placas del vehículo a la persona encargada y proceder con el pago.

Ahora bien, cabe cuestionarse si los ingenieros que diseñaron esta modalidad son usuarios frecuentes de parquímetros. Cuando los ciudadanos percibimos cambios que realmente mejoran nuestro tiempo y economía, los aceptamos sin inconveniente. Sin embargo, la complejidad de ciertos servicios públicos basados en tecnología representa un reto adicional, sobre todo cuando no se consulta la opinión de los usuarios ni se considera que no todas las personas cuentan con un teléfono inteligente para descargar otra aplicación más.

El incremento en la tarifa a $8 pesos por hora tampoco ha sido bien recibido. Es probable que este ajuste derive en un aumento generalizado en los cobros de estacionamientos públicos.

Además, esta medida obliga a los ciudadanos a disponer de un dispositivo móvil con conexión a internet y una app funcional, incluso para una gestión tan básica como estacionarse por unos minutos.

Desde nuestra perspectiva, no se trata de una mejora, sino de una barrera que limita el acceso a una parte importante de la población.

Un ejemplo reciente que ilustra las limitaciones de la tecnología es la falla de la máquina de cobro automático en el estacionamiento de la Macroplaza. Este tipo de situaciones demuestra que, aunque la tecnología puede ser una herramienta útil, no siempre es la mejor opción cuando se trata de servicios de uso cotidiano y masivo.

Por Admin

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