Por Manuel CARMONA
Creo que a estas alturas los Augusto, López Beltrán, Monreal, Noroña y compañía ya les debió haber quedado claro que el juego vencidas llegó a su fin.
Que ya no pueden seguir “calando” el poder de la Presidenta de la República una y otra vez de manera sistemática sin que haya consecuencias.
Se equivocan quienes refieren que el punto de inflexión fue la descortesía del pasado 9 DE MARZO DE ESTE AÑO en la explanada del zócalo de la ciudad de México, donde se llevó a cabo una concentración en su apoyo frente a las políticas injerencistas de Donald Trump y fue olímpicamente ignorada mientras los citados personajes se tomaban una fotografía de familia feliz.
No. Las señales de “resistencia” vienen de más atrás.
Se remontan al 5 DE FEBRERO DEL 2025 cuando en el marco del 108 aniversario de la promulgación de la Constitución Mexicana de 1917, la titular del Poder Ejecutivo Federal anunció en Querétaro que enviaría al Congreso dos reformas constitucionales, la primera como una manera de honrar nuestra Carta Magna: la no reelección a ningún cargo de elección popular. ¡Sufragio efectivo, No reelección!!!
La segunda: la prohibición expresa de que ningún familiar pueda suceder de manera inmediata a otro, tratándose de un puesto de elección popular, es decir, un NO rotundo a la figura del nepotismo.
En estas dos propuestas la Presidenta Claudia Sheimbaun expresó su marcado interés de perfeccionar la democracia y al mismo tiempo levantar diques a la corrupción como un asunto esencial de principios de la cuarta transformación, lo cual fue bloqueado parcialmente en las dos cámaras del Congreso de la Unión, es decir un cumplimiento a medias del mandato presidencial.
Es un hecho público que las iniciativas fueron aprobadas veinte días despúes del anuncio presidencial, es decir, el 25 DE FEBRERO DE ESTE AÑO pero con una salvedad, que se agregó un transitorio que traslada la aplicación de dicha reforma hasta el proceso electoral del 2030, a fin de no interrumpir proyectos familiares y de continuidad política ya en curso en algunos estados donde los mandarines del morenismo tienen interés en el 2027.
Lo que significa que sí se acatarán las propuestas presidenciales PERO HASTA QUE ELLOS QUIERAN, esa fue el mensaje que pretendieron enviar y que la Mandataria acusó perfectamente recibo en su oficina del Palacio Nacional.
De ahí que para el 9 DE MARZO, el día del famoso desaire, ya la titular del Poder Ejecutivo Federal tenía muy claro que existía una brecha entre ella y el grupo compacto de figuras que también se sienten herederos del obradorismo y por lo tanto con el derecho de rivalizar y competir en la toma de ciertas decisiones de carácter político, de tal manera que ya su suerte estaba echada desde antes de dicho acontecimiento en la plancha del zócalo de la ciudad de México, solo era un asunto de tiempo.
Por eso no es casual el cúmulo de acontecimientos, filtraciones y frenéticas campañas en medios y redes sociales para debilitar y ejercer presión contra las figuras ya mencionadas a fin de ser desplazadas del escenario donde habían venido ocupando un rol destacado desde el inicio del actual periodo del gobierno federal.
Al parecer la única que si ha leído correctamente y ha sabido rectificar a tiempo es la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde, quien ya se ha pronunciado en el sentido de que aún cuando en la ley será obligatoria la no reelección y la restricción al nepotismo hasta el 2030, en Morena las reglas instruídas por la Presidenta de la República Claudia Sheimbaun se aplicarán a partir del 2027.
Importantes líderes de opinión de la 4T a nivel nacional como Paco Ignacio Taibo y Epigmenio Ibarra también ya se han alineado al poder presidencial y han orientado de manera directa sus posicionamientos para censurar los excesos de quienes se sienten co propietarios del movimiento morenista y que no han tenido empacho en mostrar públicamente sus frecuentes viajes al extranjero, lujos y excentricidades, generando una serie de fuertes cuestionamientos al partido por parte de la sociedad civil.
En lo único que discrepo de esta corriente de opinión, es que la defenestración de figuras como Adán Augusto, Ricardo Monreal, Andrés Manuel López Beltrán y Gerardo Fernández Noroña, NO ES UNA VENGANZA ni un ajuste de cuentas propiamente dicho, sino un golpe en la mesa acompañado de una decisión de gobierno con dos objetivos muy puntuales y estratégicos:
1.- RESTAURAR EL EQUILIBRIO DEL PODER, para que todos los liderazgos que se mueven al interior del movimiento sepan que tienen el derecho de opinar y de hacer política siempre y cuando tengan el visto bueno y AUTORIZACION de quien hoy ostenta no solo el bastón, sino el mando dentro de MORENA.
2.- Salir al RESCATE y DEPURAR al Movimiento de Regeneración Nacional de todos aquellos actores políticos que con su conducta irresponsable le están causando un serio desprestigio en momentos tan cruciales de alta tensión con el gobierno de los Estados Unidos, aunado al daño que pudieran ocasionar en el futuro al reducirle margen de competencia en los procesos electorales por venir. Es decir, lo que pretende hacer la Presidenta es darle viabilidad al proyecto de nación iniciado por AMLO.
* El autor es abogado, escritor y analista político.