mié. Ago 6th, 2025

Gerson Gómez Salas

Estamos a algunas décadas de la autosuficiencia nacional. Ni siquiera en combustibles fósiles. Mucho menos en la alimentación. Nuestro campo constantemente saqueado por las células del crimen organizado.

Sembramos limón, tomate y aguacate para exportar. Michoacán de brechas, cañadas y población en garras hasta de los policías comunitarios. Los rescoldos del grupo de la Familia absorbidos por sus sanguinarios vecinos de Jalisco.

La complejidad del entramado social, de usos y costumbres, afectan cualquier protocolo, presupuesto y programa social.

Al presidente Trump le interesa romper el veto impuesto en el anterior sexenio, de Andrés Manuel López Obrador.

Los cuatro granos favoritos de la dieta cotidiana del país están fuera del tratado de libre comercio.

Monsanto, el laboratorio de modificación genética para cultivo, saborea expandir hacia el sur, la venta de granos y fertilizantes.

Usar las semillas de la industria científica contaminará las lúgubres parcelas. Aquellas milpas humildes, de frijol y maíz, de temporal si las lluvias, la virgen y San Judas Tadeo envían el agua del cielo.

Trump protege a sus grandes inversionistas. Del derecho de picaporte en la Sala Oval. Ya es momento de presionar a la presidente Claudia Sheinbaum. Quitar las mascaras de los secretarios colaboradores de Washington.

Sobresale muchísimo la figura de Marcelo Ebrard. El excanciller y ahora responsable de Economía, presenta trabajos sobre posibles escenarios catastrofistas. De cumplir las proféticas medidas.

El alza de impuestos a los productos mexicanos destrozará los pocos ejidos productivos. Fuera la careta de Ebrard.

Debemos, como lo hace Trump, abrazar el autoconsumo y la economía solidaria.

De otra manera, el big shark le dará una patada a su servil remora. Enviando a millones de campesinos mexicanos a la extinción definitiva.

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