mié. Oct 22nd, 2025

Gabriel Contreras

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La reciente confrontación entre los senadores Alejandro Moreno y Gerardo Fernández Noroña nos permitieron asomarnos con un flashazo a una expresión de la desigualdad que es escasamente comentada y analizada en la sociedad mexicana actual. Me refiero a la condición física.

No hace falta ser un especialista en medicina deportiva para darse cuenta de que Alejandro Moreno y el entonces Presidente del Senado tienen grandes diferencias en lo correspondiente a sus habilidades para moverse, desplazarse y reaccionar frente a un potencial adversario.

Entre ellos dos hay una diferencia de edad de 15 años, eso salta a la vista. Sin embargo, la movilidad y velocidad del ferviente y peleonero Noroña lo muestran como alguien que jamás ha visitado un gimnasio, ni por curiosidad.

Noroña es asombrosamente lento, sus reflejos son tardíos y su visión pareciera ser escasa.

Esos datos podrían parecer irrelevantes cuando se habla de un profesional de la sociología que se desenvuelve en el ámbito político. Pero resulta que no. Porque el ejercicio de la política exige jornadas realmente extenuantes, niveles de concentración tremendos y gran energía no sólo para el análisis, sino también para el debate.

Obviamente Alejandro Moreno posee una condición física que lo vuelve idóneo para jornadas políticas exigentes y laboriosas, en tanto que Noroña parece haber evitado la atención médica por décadas, y quizás tiene entre sus aficiones la de comer mal, de modo que, aunque su voluntad sea de hierro, su salud es tan frágil como un algodón de azúcar… 

Por Admin

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