lun. Sep 15th, 2025

Por: Antonio Sánchez R.

Una compra sistemática…

Tal parece que en los tiempos que corren, a nadie asombra ya que un
determinado “suspirante” a la candidatura por un puesto de elección popular,
recurra a la “compra de conciencias” con dinero contante y sonante en mano,
como si esto fuera algo que ya está plenamente aceptado por nuestra
sociedad.

A nadie le asusta ni le incomoda que se le cuelgue tal o cual etiqueta y al final de cuentas todo se les resbala, como si estuvieran protegidos por un caparazón más sólido que el de una tortuga. Hace algunos años, los medios de comunicación dieron a conocer la existencia de un programa de “acercamiento”, de un
proselitismo no muy ortodoxo, que estaba siendo practicado por un aspirante
a una alcaldía metropolitana.

Inclusive, en un canal de televisión se presentó la grabación de una llamada que fue interceptada, vaya usted a saber de qué manera, en la que saltaban “pelos y señales” de los manejos que se estaban realizando. Pero extrañamente, ya no hubo seguimiento, “los mariachis callaron” y sanseacabó, o como decía el tendero del barrio cuando le pagabas lo que le debías: “borrón y cuenta nueva” y te extendía un nuevo cartoncito, para que te siguieras “encharcando”.

La compra de conciencias ya no es exclusiva de un solo partido, pues cada uno de ellos ha desarrollado programas realmente “ingeniosos” para hacer crecer la estadística en su favor en cada elección y así poder aspirar a mayores espacios en todos los niveles de participación, llámese Ayuntamientos o Congresos, locales o federal, o bien en alcaldías, gubernaturas y hasta la mismísima Silla Grande.

¿Compra de conciencias?, ¿compra de votos?, ¿estrategias electorales?, de
eso nadie puede contarle ya nada a los especialistas que trabajan bajo las distintas siglas o colores; hay quienes han aventajado en mucho a los antiguos maestros en el “”arte” de la alquimia electoral, en ese tipo de técnicas que todo mundo pensaba que eran exclusivas de aquel partido que mantuvo una hegemonía de más de 70 años en el poder.

Por cierto, en lo “descubierto” en el caso que les comentamos, no participó ningún “suspirante” del ex partidazo, por lo que ya no se levantó polvo acerca de este asunto, pero si el escenario hubiese sido distinto, les apuesto no doble, sino triple contra sencillo, a que se hubiese pedido un castigo ejemplar para quienes se habían atrevido a realizar “tan deleznable delito”.

“Nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que
se mira”, reza una célebre frase y la verdad que en los últimos tiempos nos
hemos topado con infinidad de casos en que, las mismas situaciones ocurridas
son vistas de diferente manera, según quien las vea, según el color y las
siglas del partido político al que pertenezcan los participantes en tales
hechos.

Por ejemplo, desde la perspectiva de Andrés Manuel López Obrador, cuando reinaba en el ex DF,  lo que estaba haciendo su ex tesorero, de gastarse la lana de los contribuyentes en ir a apostar a Las Vegas, no significó falla alguna en su aparato de gobierno, ni nada de lo que sucedió durante su paso por la ciudad capital del país le afectó demasiado y así, consiguió convencer a más de 30 millones de mexicanos de que él era el “rayito de esperanza” y así consiguió llegar, por fin, a gobernar este país. La compra de votos fue, en verdad, monstruosa.

Aunque pareciera que por el momento hay aguas tranquilas, todo parecer indicar que en cuanto se de la voz de arranque, entraremos en una verdadera vorágine en la que no se descartan algunas sorpresas, entre las que podríamos anticipar candidaturas que podrían despertar demasiada polémica y hasta la infaltable presencia de la famosa “mano negra”. Falta tiempo, pero, como se dice por ahí: “no hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla.

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