Gerson Gómez Salas
Aprendimos de civismo desde el primer año de educación inicial. En las asambleas entonar el himno nacional. A los 19 años en el campo militar. Durante el encuadre del servicio obligatorio.
Aquellas estrofas inseguras. Largas y contradictorias. En medio de la nada, en la parte norte de la urbe. Debíamos viajar en pesera desde la central de autobuses. Adormilados de la semana estudiantil.
La perspectiva del sopor matutino en sábado. Les pertenecíamos de las siete de la mañana a la una de la tarde. Zona separada. Adjunta al aeropuerto del norte y al centro de readaptación social en Apodaca, en la carretera rumbo a Salinas Victoria Nuevo León.
Pantalón de mezclilla, gorra azul. 81 batallón de infantería. Tercer regimiento, cuarto batallón. El Irak de Sadam Hussein invadió Kuwait. Los Estados Unidos de América declaro la guerra del petróleo.
El presidente texano George Bush padre. Socio mayoritario junto con su familia de la empresa Valero, grupo gasolinero multimillonario.
Formamos parte en 1989 de la rumorología. Los irakies cuentan con desarrollo nuclear. Desean destruir occidente. De entrar México a la confrontación, seriamos llamados al frente de batalla.
La primera reserva de muchachos alegres vistos por el sol de Alfonso Reyes. La humanidad observó desde CNN la invasión a Irak y el incendio de los pozos petroleros en Kuwait.
Por horas en blanco la mente. Soportar el baile físico. Aprende las estrofas ausentes del himno nacional. So pena de pasar el sábado arrestado y salir hasta el domingo por la mañana.
Los Bush recuperaron los ductos de oro negro. Recibieron por vía aérea miles de bolsas negras con los cuerpos de sus jóvenes soldados, marines y de la fuerza aérea.
México siguió en manos del PRI hasta el año 2000. La prosa chauvinista del poeta potosino Francisco González Bocanegra en 1853, mientras la música fue obra del español Jaime Nunó. Jamás olvidamos las partes suprimidas en el devenir de la historia.
II
En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos,
y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas,
de tus hijos inflama la mente,
los laureles del triunfo, tu frente,
volverán inmortales a ornar.
III
Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó.
Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos;
solo encuentre el acero en tus manos
quien tu nombre sagrado insultó.
IV
Del guerrero inmortal de Zempoala
Te defiende la espada terrible,
Y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor.
El será del feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo,
porque el supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
VII
Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! valientes seguid.
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra:
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.
VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares
el guerrero a contar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar.
Tornáranse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas,
que el amor de las hijas y esposas
también sabe a los bravos premiar.
IX
Y el que al golpe de ardiente metralla
de la Patria en las aras sucumba
obtendrá en recompensa una tumba
donde brille de gloria la luz.
Y de Iguala la enseña querida
a su espada sangrienta enlazada,
de laurel inmortal coronada,
formará de su fosa la cruz.