Cosas del Tony

Por: Antonio Sánchez R.

Esta semana que pasó y la anterior también, fueron demasiado intensas en muchos aspectos, pero lo que de plano se convirtió en tema central fue la dimisión de facto de Mauricio Fernández Garza a la alcaldía de San Pedro Garza García, quien públicamente anunció que había solicitado licencia por 15 días a su encargo, pero que al término de esa licencia, se ausentaría de manera definitiva.

Nadie, absolutamente nadie, me incluyo, pensó que el plazo establecido por Mauricio no se cumpliría, que mucho antes de lo mencionado su paso por el plano terrenal llegaría a su fin, dejando tras de sí una estela interesante, un legado que llama la atención por el gran impacto que su figura, siempre imponente, dejó en propios y extraños.

Siempre polémico y con una forma de practicar la política muy a su manera, quien se convirtiera en el “Tío” de una amplia camada de jóvenes sampetrinos, trascendió de manera interesante, construyendo desde muy joven una carrera que lo convertiría en uno de los políticos más importantes en el estado de Nuevo León y del norte de México.

Con su singular forma de ser, cautivó a miles de sampetrinos, estableciendo una especie de coto personal en un municipio al que gobernó en cuatro de las cinco ocasiones en que contendió por su alcaldía. Su sola presencia en las boletas electorales ponía a temblar a sus rivales pues casi siempre tuvo en sus manos el apoyo de las mayorías.

Hablar de Mauricio Fernández, es habar de un hombre que hizo frente al sistema gubernamental desde que existía una hegemonía partidista, aún a pesar de los obstáculos impuestos desde el interior de su propio partido. Porque, por si ustedes no lo saben, Mauricio tuvo qué remar a contra corriente en un partido que estaba acostumbrado a ser siempre plato de segunda mesa.

Por eso, desde que empezó a abrir los primeros “boquetes” al sistema, se convirtió en una especie de artífice para la organización de estrategias que llevarían a su partido, posteriormente, a aumentar la cantidad de triunfos electorales, primero en Nuevo León y luego, en otras latitudes del país.

Mauricio, un rebelde en toda la extensión de la palabra, como lo han descrito algunos de sus amigos e inclusive él mismo, se convirtió en un verdadero ícono de la política nuevoleonesa y su paso por el gobierno municipal de San Pedro Garza García ha quedado impreso, con una huella indeleble, difícil de borrar.

Se dice por ahí que la mejor decisión que llegó a tomar Mauricio, fue el haber tomado el camino de la política, pues en este ámbito se desenvolvió como pez en el agua y fue ahí en donde su presencia brillo realmente, contando con el apoyo decidido y decisivo de su familia, que desde siempre advirtió de su potencial y posibilidades en dicho terreno.

Hemos comentado en infinidad de ocasiones situaciones, temas relacionados con la vida de Mauricio Fernández Garza, personaje que, incluso, fue objeto de una especie de reconocimiento al producirse una serie televisiva alusiva a su vida, a su carrera. Quienes han visto dicha serie, comentan que todo es relativo, que muchas de las situaciones no concuerdan con la realidad. Pero él mismo autorizó el guion y su posterior producción y proyección.

Pero, independientemente de todo, al final de cuentas, creo que la figura del político termina pesando más que todo lo demás. Su incuestionable influencia en la vida política de San Pedro Garza García no se puede ocultar, como tampoco su legado. Infinidad de jóvenes sampetrinos quedaron marcados desde su última campaña política, en la que se convirtió en ese tío que todos querían tener, ese “Tío Mauricio” que hoy, ya no está presente, pero que seguirá presente en ese legado que siempre estará vigente.