Gabriel Contreras 

Hoy los golpes, las patadas y la sangre ya no son tan importantes dentro del ejercicio de la lucha libre, eso es algo que pude constatar este domingo en la función de la Arena Mezquital.

Hoy resulta mucho más importante el talento al momento de improvisar, provocar, lidiar con el público, generar diálogos y hacer reír.

Los golpes ahí están, permanecen, pero ya no son protagónicos.

Este hecho beneficia grandemente al espectáculo luchístico, y le brinda al espectador la oportunidad de ser sorprendido, maravillado no solo por la destreza física del luchador, sino también por su flexibilidad mental y su poder creativo.