Gabriel Contreras
Imaginen ustedes a un aparato gubernamental que se sostiene sobre lemas como “No somos iguales”, “El cambio verdadero” y “No mentir, no robar, no traicionar”.
Obviamente es de esperar que sus más altos funcionarios carezcan de todo vínculo con la injusticia, la ilegalidad y el crimen.
Pero de pronto ocurre que un gobierno extranjero señala a uno de esos máximos integrantes del Gabinete como un especialista en lavado de dinero.
Las pruebas se muestran y son innegables, de modo que uno de los bancos propiedad de ese funcionario es cerrado.
Pero, ojo, ese funcionario sigue y seguirá libre, a pesar de su condición de delincuente financiero.
?Por qué?
Lo que se ve, no se pregunta.