Gabriel Contreras
Imaginen un país en el que se realizan secuestros, fraudes, violaciones, estafas, despojos, robos, engaños, latrocinios, masacres y extorsiones a toda hora.
A pesar de ello, el mentado país sigue funcionando como si nada. Porque en realidad a ahí a nadie le asombra ni le importa que se maten marinos, policías, activistas, periodistas, alcaldes… A nadie le importa, de veras.
Ah, pero si la señal de Internet se cae quince minutos en cualquier calle de ese país, ya están ahí todas las señoras del barrio reclamando bajo el signo de la rabia, gritando encendidas, exigiendo el arreglo inmediato de ese inmenso e impostergable problema, porque eso sí moviliza a la población de una manera no solo inmediata, sino prácticamente incendiaria.
Jóvenes, viejos, niños, todos en ese país alzan, alzamos la voz para clamar… “arreglen eso de inmediato”… porque Internet si es vital, no la salud, no la justicia, no la alimentación, no la vida, solo Internet…