Raúl Guajardo Cantú
Una de las formas más rupestres de control político tiene que ver con la manera en que se distribuye el presupuesto o con la oportunidad en que este es entregado a las diferentes dependencias, en el caso al que hacemos referencia tiene que ver con el ejercicio presupuestal de los municipios.
El gobernador, que no se distingue por su sofisticación política, ya señaló que a las haciendas municipales llegará solo aquello que les corresponda, como señalando que no habrá apoyos extraordinarios, como los que él solicita cada rato a la federación, una versión más o menos clara de aquello de que a los amigos justicia y gracia y a los enemigos justicia a secas.
No hay duda de que 2026 es un año clave en el contexto de las elecciones que se llevarán a cabo en 2027, ya que lo que realicen los distintos políticos durante el año próximo puede marcar sus posibilidades de trascender en sus aspiraciones y no contar con un presupuesto adecuado puede ser catastrófico para algunos de ellos.
Subrayemos algo: ningún presupuesto de la forma en que actualmente se presenta resulta suficiente para satisfacer las necesidades de alguno de los niveles de gobierno, ni estatal, federal o municipal, por ello siempre presentan déficit que generalmente se traducen en deuda o en solicitudes de adelanto de las participaciones que les corresponden para el siguiente año.
Nuevo León es un ejemplo de ello, por no señalar el déficit del gobierno federal y su correspondiente deuda que en los pasados 7 años se ha multiplicado por dos, la deuda del estado equivale, por ahora, a todo un año de ejercicio presupuestal. Los municipios no son la excepción, todos tienen deudas o déficit por cubrir.
Todos los niveles de gobierno vienen arrastrando carencias desde hace años, principalmente debido a la baja recaudación fiscal y, quizá de manera más importante, a las ineficiencias en el ejercicio de la función pública, por no hablar de corrupción.
Lo extraño, nos parece, consiste en que el responsable de aprobar el presupuesto es el Congreso local, que no está controlado por el gobernador ni por su partido, lo cual pudiera permitir a los diputados generar un presupuesto más acorde a las necesidades reales de los municipios, resulta extraño observar que no se ejerza dicha facultad, ese derecho.
Quizá los propios partidos de oposición no quieren ser responsables de que los presupuestos sean insuficientes, porque si ellos distribuyen el dinero público de forma que represente su punto de vista de las necesidades de los ciudadanos, se pueden equivocar y cargar con una responsabilidad que pudiera no agradarles y acarrearles más puntos negativos que positivos.
Por lo pronto es el gobernador el que amenaza con el castigo presupuestal porque sabe que controlando lo que pueden o no hacer los municipios, él pudiera sacar un dividendo político que de otra forma no obtendría, lo cual le urge porque todo indica que, como hemos dicho en algunos foros, él será el más mencionado por los candidatos en 2027 ya que todos tratarán capitalizar sus errores y si no nos cree, espere solamente unos meses para que vea lo que va a suceder.