Si usted no tiene hijos, debe tener por lo menos discípulos. Y es que Jesús, antes de ascender al cielo dejó una Gran Comisión a todos los que creen en Él, sí, a todos, aunque algunos la confundan con una pequeña sugerencia.
Él dijo: Ustedes vayan y hagan más discípulos míos en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he enseñado. Yo estaré siempre con ustedes, hasta el fin del mundo.
Todos debemos estar enseñando a otros, y para poder hacerlo, debemos usar una herramienta que se llama la Armadura de Dios, que está compuesta por una serie de objetos espirituales relacionados con la práctica y que cubren nuestra identidad, testimonio, actos de fe, pensamientos y conocimiento.
¿Se atrevería a hacer un diagnóstico del estado actual de su armadura? Porque tal vez no sabía que tenía una, pero ¡la tiene! y puede estarse oxidando.
Mire estas 5 preguntas y evalúe usted mismo sus resultados, enfocándose solamente en el año en curso:
- IDENTIDAD. ¿Cuántas veces ha sentido que ha hecho algo tan grande que no merece perdón? Esta pregunta está enfocada al cinturón de la Verdad que nos recuerda quién somos verdaderamente por la fe en Cristo.
- TESTIMONIO. Piense en 5 personas que haya tratado y anote cuántas le han preguntado si cree en Dios, o le han pedido que haga una oración por ellos. Esta pregunta está enfocada en la Coraza de Justicia que nos recuerda si sabemos lo que estamos haciendo y el impacto que tiene en los demás.
- ACTOS. Escriba cuántos proyectos sobre servir a Dios ha empezado o está trabajando en ellos. Esta pregunta está enfocada en el Escudo de la Fe, que nos recuerda si estamos confiados en hacer la voluntad de Dios a pesar de los obstáculos.
- PENSAMIENTOS. Cuantas ideas ha tenido que puedan impactar positivamente a más de 10 personas. Esta pregunta está enfocada en el Yelmo de la Salvación, para recordarnos en qué ocupamos nuestra mente.
- CONOCIMIENTO. Cuántos libros de la Biblia ha leído. Esta pregunta está enfocada en la Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios y qué tanto sabemos usarla correctamente en cualquier circunstancia.
Evalúe sus respuestas y comience a trabajar en lo que le haga falta. Deje que Dios llene los espacios y dale gracias por la oportunidad de prepararlo para la batalla, porque sí que lo es enseñar a alguien más a seguir a Cristo.
Usted tiene un Gran Poder y una gran Comisión, porque Jesús dijo: Les aseguro que el que confía en mí hará lo mismo que yo hago. Y, como yo voy a donde está mi Padre, ustedes harán cosas todavía mayores de las que yo he hecho.
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Mt. 28:19-20 | Ef. 5 | Jn. 14:12
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