mié. Ene 15th, 2025

Ixtoc Hinojosa Gándara

Desgraciadamente la historia nos brinda lecciones que muchas veces no queremos entender, de ahí viene el nacimiento de una famosa frase “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. El espíritu de la moraleja que contiene la frase mencionada es que debemos de aprender de los sucesos y acontecimientos que nos suceden a nosotros como persona y sociedad. Un lamentable acontecimiento que estamos viendo suceder es la muy posible derrota definitiva de la que quisieron nombrar como nueva revolución bolivariana en Venezuela.

Lo que estamos viendo en tierras venezolanas no nace de la nada, todo empezó con un golpe de estado del entonces comandante Hugo Chávez Frías a finales del siglo pasado, el cual encontró espacio para florecer en un ambiente de polarización y hartazgo de la población. Esta revolución socialista no hizo mas que reducir al mínimo la iniciativa privada de este país excusándose en el beneficio del pueblo y desgraciadamente convertir a una elite militar en beneficiaria de la desaparición de todas las instituciones democráticas y económicas que dan sustento a una sociedad. Tras la muerte de Hugo Chávez en 2013 tomo el poder el que fue su mano derecha Nicolas Maduro.

A principios de este siglo se realizó primero un referéndum sobre la reelección de Chávez y le han seguido elecciones presidenciales realizadas siempre bajo el control estricto del gobierno de ese país, el cual se ha convertido en una dictadura que sufrió un golpe económico tremendo con la caída del precio del petróleo y de las sanciones del concierto internacional de naciones. Este declive económico redujo la capacidad adquisitiva de la población, y por lo tanto, unas constantes olas migratorias que tienen como meta múltiples países. Generalmente lo mencionado en líneas anteriores tiene por destino el hambre de la población y un aislamiento de este país respecto a la comunidad internacional. La observación de estos hechos debe de ser de vital importancia para que otras naciones no repitan este cruel destino.

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