Por Salvador Hernández LANDEROS
Estamos seguros que aún hay panistas dignos y honestos, antiguos y actuales,
que comulgan con los ideales que impulsaron la creación del PAN.
A esos panistas, la elección del 2021, les brindará la última oportunidad para
que su Partido, fundado en 1939, no pierda su registro electoral.
De ser cierto que el CEN del PAN le pidió a Mauricio Fernández Garza el que
considerara ser candidato a gobernador, se puede convertir en su resucitador.
Los indignados que todavía militan, junto con los que avergonzados por la
corrupción abandonaron las filas, unidos, mucho podrían ayudar al exalcalde.
De aceptar ser “el gallo” para la gubernatura, Mauricio puede condicionar su
participación exigiendo la expulsión de quienes corrompieron el PAN.
El conoce bien a los corruptos que están en activo. Igual a los que, al trascender
su mala conducta, solitos se fueron a manchar otros Partidos.
Por fortuna, la lista de activos no es muy larga y si fueran cien, en votos no
hacen mella. Están en las alcaldías y en las diputaciones federales y locales.
Imagínense un Acción Nacional sin los Salgado, Larrazabal, Cantús, Guerras,
Arellanes y toda esa “pléyade” de panistas con conductas muy cuestionadas.
Sellar las puertas para que no se cuelen otra vez los Chemas, Maderitos,
Domínguez, Herreras y otros “manos largas” que mucho dañaron al PAN.
Además de la inseguridad, en la ciudadanía hay un hartazgo por la corrupción
oficial en Nuevo León. Mauricio tendrá “otras famas”, pero no la de bandido.
Si logra la expulsión de todos esos corruptos antes del 2021, le daría certeza
al Estado de que el combate a la corrupción, esta vez, sí iría en serio.
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