Gerson Gómez
La idea anarquista sonaba genial. Los ciudadanos hartos de las malas prácticas de los partidos políticos. Tampoco era poner en el poder al candidato. Incluso puso ser un burro, perro o gato. Papanatas es la forma importada para quienes carecen de inteligencia. El extranjerismo español para quienes a nosotros nos parecen sin gracia. Sus promotores, alegres disolutos, lanzaron toda la campaña política. Hicieron gastos desde el diseño de imagen, no contabilizado por el INE, así como las pegatinas y el perfil de Facebook. Llamaron a la comunidad a combatir el bipartidismo. La corrupción de los neopanistas y la suciedad histórica del priismo. Aquellos insuflados consumidores de optimismo recalcitrante y de cannabis, les pareció certera la apuesta para la tercera vía. Esos votos en la jornada electoral se fueron a la basura. Sumados a las abstenciones, los nulos por errores de crayola y quienes les mentaron la madre al PRIAN. De esa malograda resistencia purificadora, la entonces editorialista Ximena Peredo, emplazó a todos los pensamientos a mejorar la metodología para la selección de cuadros. Resultaron beneficiados los mismos de siempre. Poco sirvió la puntada de reunión etílica norestense. Los panistas del grupo de Víctor, Zeferino y Raúl, además de la gente de Cienfuegos y Adrián de la Garza, los beneficiarios. Luego en la boleta no apareció Papanatas, sino Ximena Peredo. Ni sus vecinos le entregaron la confianza. Perdió ante la musculatura del PAN. No la rescató Samuel García. Copó a todos los activistas sociales. A billete los colocó en su buen gobierno, lema de propaganda para los flotantes de movimiento ciudadano. Ya no le bloquean las calles, ya no le gritan injurias. Ximena es tibia como funcionaria. Improductiva, desastrosa y muy, pero muy ingenua para la verdadera línea de fuego política. Es una soft entenada sin mayor mérito o gracia, de su whitemexican style. Ojalá volviera Papanatas a la boleta. Era más divertido, menos visceral y más espontáneo. sonico2@hotmail.com