Areli Pablo Servando, tenía 33 años de edad y murió por una bala perdida que le impactó en la cabeza, cuando se registró un secuestro de cuatro norteamericanos el pasado 3 de marzo en Matamoros, Tamaulipas.
La mujer, que ha sido prácticamente ignorada por las autoridades de Tamaulipas y federales, no estaba casada como dijeron algunos, había nacido en Axtla, San Luis Potosí.
Familiares y amigos molestos, dijeron que se inventaron cosas, como que Areli era madre soltera, cuando no tenía hijos, y pertenecía a la Iglesia Pentecostés.
Priscila Andrade, presidenta de la Asociación de Jóvenes Embajadores del Poder Pentecostés dijo que Areli era una mujer muy amada por todos, trabajaba con niños en Escuelitas Bíblicas de Verano y se dedicaba a administrar la página de la Asociación de jóvenes.
“Fue una persona sin igual, una verdadera hija de Dios y pues mi mayor consuelo es que, aunque se le extraña mucho, ella está gozando ahora en la presencia del Señor, donde no hay llanto, ni tristeza, ni dolor” .
“Ella estaba soltera, trabajaba al igual que sus hermanos, era cristiana, buena compañera de trabajo. Hace unos días le dieron sepultura en el Parque Funeral San Joaquín kilómetro 11.5 carretera a la playa”, informaron compañeros del credo religioso.